miércoles, 30 de diciembre de 2009

La explotación del género

En la sociedad actual presentada como abierta, plural, ‘las políticas de género’ son un problema: quizá para no pocos, el problema.
Lidia Falcón O‘Neill una gran feminista ofrecía un análisis de las políticas de género, del feminismo, como si el colectivo de mujeres representara a la clase trabajadora del mundo industrial; el liberarla era problema central, el único problema. Las cosas evolucionaron de distinta manera que la prevista por Lidia Falcón: la clase obrera perdió la conciencia de clase; perdió coherencia y se fragmentó, se difuminan los perfiles de clase.

El problema de género en la sociedad moderna no es un problema de clase, como quería Lidia Falcón... Existe una explotación, sin duda por pertenecer a un género femenino, pero es difícil que pueda resolverse a partir sólo de la mujer.

Los actores sociales no son sólo los que pertenecen físicamente a un género, sino aquellos que tienen conciencia de explotación y en la medida en que esta conciencia es operativa y les hace revelarse. La transversalidad en la medida en que es comprensiva de toda la sociedad es la llave. No hay otra manera para sacudirse el yugo de la explotación desde la era de la esclavitud hasta la no menos violenta explotación de la posmodernidad. Los oropeles no deben engañarnos. La explotación de género no la hace menos virulenta.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Contra la exclusión

La inquietante experiencia de verse excluido, no sólo de las opiniones sino de toda la experiencia vital de un gran número de nuestros contemporáneos, es un efecto característico de las “sociedades democráticas” modernas. En los medios de comunicación aparecen denuncias contra las políticas y los muros que impiden la representación de la voluntad popular o las brechas que profundizan las diferencias. La consecuente preocupación que produce la separación entre los diversos ciudadanos y los grupos, pone de manifiesto el aislamiento de individuos irrelevantes. La sistemática falta de comunicación entre grupos de ciudadanos es una evidencia
La democracia de calidad debe ser un sistema de representación y un método para mejorar el comportamiento de los ciudadanos; para que consigan comportamientos más solidarios, más equitativos, más colaboradores. La democracia es un proceso, se pervierte o se mejora día a día. Montesquieu lo dejó escrito con precisión: «No son solo los crímenes los que destruyen la virtud, sino también las negligencias, las faltas, una cierta tibieza en el amor de la patria, los ejemplos peligrosos, las simientes de corrupción; aquello que no vulnera las leyes, pero las elude; lo que no las destruye, pero las debilita».
Los políticos profesionales, organizados en partidos, en grupos de presión no suelen resistir con decisión clara, la tentación de erigirse como “propietarios” del sistema democrático. Aquella máxima que presidía la conducta de todos los demócratas de “servidores” del bien público no se concreta con la frecuencia deseada en conductas democráticas ejemplares. El ser humano no tiene sólo “un” motivo en su conducta y sus motivos pueden no coincidir con su conducta. El neoliberalismo de los postmodernos en realidad sólo quieren la libertad para discriminar, para separar, para debilitar. Es el camino opuesto al que debería seguir un servidor del bien público,
La solidaridad, el reforzamiento de lo social, la austeridad personal, la fidelidad a las tradiciones en el horizontes de la modernidad y del progreso, el sentido de la identidad sin exclusiones, ponen en cuestión los fundamentos del neoliberalismo, mientras que el individualismo, el miedo y los anhelos materiales crea personas “sometibles”. Las dificultades para cubrir las necesidades básicas, la carencia de bienestar y de seguridad deja a los más pobres más desguarnecidos para luchar a favor de una sociedad más justa y más cohesionada.

Educacion y juventud

El proceso educativo atiende preferentemente a la juventud. El mundo moderno ha prolongado el espacio joven y ha actualizado el concepto de formación continua y formación permanente. La educación además de la formación de capital humano para la producción, supone otros contenidos como la formación de hábitos de civilidad, el desarrollo de la vida espiritual, no siempre es identificable con lo religioso.
El abandono escolar es quizá uno de los signos más elocuentes de la falta de implicación de los factores de la educación: educadores profesionales, familiares próximos, el sujeto de la educación, la juventud, la organización de la sociedad. No todos tienen la misma importancia pero ninguno puede ir por libre. Cabría preguntarse si estamos verdaderamente próximos a la juventud o si sólo estamos al “margen” de ella sin comprender ni implicarnos en sus problemas. Es sorprendente que los teóricos de la educación y quienes la practican no hayan sacado conclusiones de los movimientos contestatarios juveniles. Como si este proceso no hubiera tenido nada que ver con los problemas claves de la corriente evolutiva de nuestra civilización, los problemas del sentido y del valor de la vida, así como de la comunidad humana.
Podemos distinguir entre los jóvenes aquellos que aceptan y se conforman con el mundo heredado de sus mayores y los que luchan por construirse un mundo con otras perspectivas; organizan su actividad con estrategias de éxito, minimizan los peligros. La introducción masiva de las nuevas tecnologías de la información debe ir aparejadas de un análisis de las teorías de la educación, y de su actualización. Los nuevos lenguajes que se pretende introducir no pueden ser un apósito extraño; han de ampararse en una nueva concepción de la educación y alimentarse con contenidos que la sociedad impone. El aparato educativo debe estar alimentado por las preocupaciones de la sociedad. Quizá la escuela en sus diversos niveles no es capaz de exponer los problemas sociales y es sólo un escaparate de datos inconexos, descontextualizados.
El acceso más fácil a la información supuesto por la introducción masiva de ordenadores, no debe sustituir la capacidad de análisis, de clasificación y de jerarquización de la información; la información articula valores, estilos de vida. La informática puede ser una ayuda pero no es la solución de los grandes problemas que tiene la educación hoy, antes al contrario puede agravarlos.

viernes, 25 de diciembre de 2009

EL HOMENAJE A MANUEL SUAREZ.

No me sentí en lugar equivocado cuando asistí al homenaje al alcalde socialista Suárez fusilado el 27 de Julio de 1937. Se hizo lo que se podía hacer. Lástima que no se hubiera hecho antes. Se hizo por unanimidad de todas las fuerzas con representación municipal. No se hizo explícitamente contra nadie. El homenaje fue una condena de todos aquellos que mancharon nuestra historia y nuestra memoria con la intransigencia y con el odio. Una convocatoria a la esperanza y a la solidaridad de todos con todos.
La memoria no debe servir para separarnos sino para unirnos. Hemos de utilizar la memoria con sentido de la responsabilidad. La responsabilidad no deriva de lo que otros han hecho y sus consecuencias, sino del poder hacer. Si somos capaces de generar actos de incalculables consecuencias, deberíamos ya ser capaces también de calcular, de conocer las consecuencias de todas nuestras acciones llevadas a cabo en libertad. Pero ese es el problema: no tenemos la lamparilla mágica de la infalibilidad para medir en concreto las consecuencias de todos nuestros actos, aunque si sabemos que podemos pisar muchos callos. Pero sólo sabemos que está en juego, cuando sabemos que es lo que está en juego. Mientras el peligro es desconocido, no se sabe qué es lo que hay que proteger y por qué; el saber acerca de ello procede, en contra de toda lógica y de todo método, de aquello que hay que evitar. Esto es lo que se nos presenta en primer lugar y lo que, por medio del de la revulsión del sentimiento que antecede al saber, nos enseña a ver el valor de aquello cuyo contrario nos afecta tanto.
El homenaje al alcalde de Ourense, Suárez fusilado en 1937, ha sido acompañado por un proceso de educación. Educar es negarse a aceptar lo dado como definitivo. Por eso hay en toda educación una dimensión negativa, una perspectiva crítica. Decir “no” ante las pretensiones absolutistas del mundo y de la historia. Educar es estar dispuesto a oír algo. Educar es aceptar que puede suceder algo nuevo, no previsto. Educamos porque lo que puede ser de otra forma se haga realidad, y tome cuerpo estable. Educamos porque tenemos esperanza de no cometer los errores que tanto dolor han causado a vencidos y a “vencedores”. Esperamos en lo distinto en lo nuevo, en lo otro, lo alternativo. Educamos porque estamos abiertos al cambio y al progreso. Educamos porque creemos en la responsabilidad de crear un futuro de progreso y de paz.

jueves, 24 de diciembre de 2009

LA PIJOBORROCA

Quisiera insistir en la génesis de la educación que produce monstruos. Los sucesos de Pozuelo do Alarcón pueden hablar de un ambiente social trufado de debilidades y absentismos responsables, de renuncia a una moral exigente, de un sistema de valores excesivamente permisivo, de un personalismo individualista.

Ha cobrado actualidad con motivo de dichos sucesos la salida brutal, desafiante y destructiva de algunos jóvenes, pero dicho que fenómeno tiene poco que ver con la “kale borroca”. Unos tienen una finalidad destructiva, nihilista; otros aunque estén equivocados, destruyen para mostrar su capacidad de destrucción y ponen de manifiesto el estado de opresión y ponen de manifiesto el estado de opresión en que presumen se encuentran. El problema no es de ser o no ser pijos, sino como educar a la juventud . personalismo individualista, o personalismo social, cooperativo, solidario, altruista.

El fenómeno de Pozuelo de Alarcón pone de manifiesto diferencias graves en la educación de jóvenes y en la actuación de los mayores. Es algo más que un problema de orden público; está cargado de múltiples conexiones sociales. No es algo nuevo ni en la forma ni en el fondo. La juventud es necesariamente inconformista, contestataria. Es de agradeces porque ello augura progreso y cambio. Pero al mismo tiempo que hay que admirar la energía y el vigor, cabe preguntarse porque tanta fuerza no se aprovecha, y la sociedad permanece impávida ante tanto derroche de posibilidades.

Es un error tildar a la juventud, aunque sólo sea una parte, de falta de valores. posici En las organizaciones de todo tipo, abundan los jóvenes con una fuerte carga de altruismo, de sentido de la responsabilidad. Quizá convendría pensar no sólo en los jóvenes a la hora de distribuir responsabilidades. No nos extrañaremos de que una sociedad violenta, poco respetuosa con los valores de la riqueza privada y de su redistribución tenga jóvenes violentos, agresivos. No que faltarán padres que puedan pagar una multa antes que mirar a los ojos de sus hijos y tener que reprenderlo. Los niños a su vez podrían convertirse en acusadores.

La creación de espacios públicos para el ocio y el disfrute, poco sentido tendrán sino va acompañada por una educación el respeto y la consideración para el derecho de lo otros. Causa perplejidad la opinión de quienes sostienen que la educación es labor sola o preferente de la familia. El proceso educativo no conoce de parcelas sino que se ofrece en todas las facetas de la vida. Los padres no mandan a los alumnos sólo a aprender inglés o a estudiar matemáticas. Aunque los maestros no quisieran, con su actitud les inculcan posicionamientos críticos o tolerantes ante los diversos fenómenos sociales y los diferentes momentos de la vida.

Las bibliotecas escolares

Son muchos los factores que intervienen en la llamada ‘calidad de la educación’. Las bibliotecas escolares, aunque ha cambiado radicalmente en su organización a través de la historia, siguen siendo uno de los elementos más decisivos de la ‘pedagogía activa’.





Los promotores clásicos de la pedagogía activa, del autoaprendizaje, encontraron en las bibliotecas escolares y en los centros de recursos pedagógicos el actor principal para el desarrollo y la modernización. La correcta dotación y la inteligente utilización de las bibliotecas suponen un desarrollo importante de una pedagogía cuyas características afectan al maestro, alumno y al medio social. El maestro pasa a ser el ‘organizador’ de las formas y contenidos del aprendizaje y adecuarlo a la identidad de cada persona.

El estudiante orienta su vitalidad a la creación de su personalidad mediante el autoaprendizaje. El medio ecológico debe ser el ‘libro’ que estudien los escolares y de mañana. Todo ello supone un cambio profundo en el comportamiento de los docentes y de los estudiantes. La experiencia ha enriquecido aquellas primeras intuiciones de los clásicos.

Las bibliotecas escolares, la concepción del mundo como el libro de la vida, requiere algunos presupuestos; destaca una dimensión del aprendizaje como ‘aprender a aprender’. Se refuerza así la autoridad del profesor al promocionar la autonomía del alumno. No de otra manera el alumno podrá avanzar tutorizado, sin olvidos ni abandonos, al ritmo que le exigen los avances sociales. Sólo cuando una sociedad, tomando conciencia de la transición, pasa a promoverla y no sólo a tolerarla, es cuando comienza a presentar las características de lo que legítimamente se llama desarrollo.

Las bibliotecas escolares han de ser instrumentos de modernización. En casi todas las situaciones históricas concretas se realizó la modernización como un proceso de rotación de información, de circulación de conocimientos e ideas en la sociedad humana.