domingo, 1 de agosto de 2010

LA BECESIDAD DE LEER Y ESCRIBIR

La lectura-escritura ha sido uno de los elementos imprescindibles de la educación; así lo han entendido los pedagogos de todos los tiempos. Leer y escribir de forma comprensiva, interpretativa, constructiva, son actividades que realmente incorporan en su seno, la mayoría de las necesidades que uno tiene de producción y comprensión del mundo como texto. La escritura es la traducción compleja y ordenada de innumerables fuerzas en un guión descifrable: en el fondo estas fuerzas convergen en un deseo de manifestarse de contribuir a hacer comunidad, una elección hecha por encima del deseo material de hablar y de leer.
Podemos estudiar la escritura como una actividad en la que entran en juego fuerzas identificables, algunas de ellas en combinación, otras desplazadas, otras más de retorno. Por tanto, el valor de la lectura-escritura, como recurso pedagógico, entra en juego la representación, la personificación, la imitación, la sugerencia y la expresión, mientras que la ausencia tiene que ver con el simbolismo, la connotación, la unidad inconsciente subyacente y la estructura. Escribir puede considerarse también como el escenario en el que metodológicamante tiene lugar la interacción de presencia y ausencia del sujeto en el escenario del mundo.
Las llamadas vacaciones, en particular para aquellos jóvenes que han puesto de manifiesto insuficiencias, consiste en repetir, memorizar. La resultante es que con frecuencia, las vacaciones supone ahondar en las deficiencias y hacerlas más recalcitrantes a cualquier terapia, pero no corregirlas. El problema suele ser de comunicación, y construcción de la personalidad y no de memoria. Podemos recurrir a la lectura-escritura como elemento ilustrativo; pero además nos puede ofrecer un recurso terapéutico. Aprender, comprender, memorizar, recrear impone desencadenar un número importante de proyectos de interacción social. escribir es construir nuestra personalidad y mostrarla; supone presentar un aspecto de la socialización que todo individuo debe asumir para hacerse ciudadano. La repetición material es una degradación de la inteligencia creativa, (Flaubert en el “Diccionario de las ideas recibidas”, la degradación no es una función de la contemplación de la sociedad humana como un sistema cerrado de estereotipos estúpidamente, sino una consecuencia en relación con otros.

Moncho Ramos Requejo

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