martes, 30 de agosto de 2011

SOCIALISMO Y EDUCACIÓN


Las dificultades de la izquierda hoy para hacer sentir sus aportaciones no provienen solamente de la economía sino de un conjunto de factores de orden diverso. Hoy hay que descartar la construcción del socialismo desde guetos. Pero es un error capital pretender crear un sistema socialistas atenazados bajo
las leyes del capitalismo. Los pactos son necesarios y no podemos sustraernos a sus riesgos, pero es imprescindible estar atentos.
Desde las propias filas socialistas existe una clara conciencia de la falta de respuestas a los desafíos actuales. La socialdemocracia ha de buscar urgentemente respuestas a nivel local y a nivel global. De la izquierda se esperan nuevas luces para que la dimensión humana domine sobre el capitalismo y no al revés, como ocurre. Es necesario que el socialismo repiense su presente sin distanciarse de sus orígenes. El futuro debe pasar por prestar más atención al individuo y a su participación social. El futuro de la socialdemocracia exige desarrollar otros modelos de democracia participativa y deliberativa. Esta mayor atención al individuo constituye una de las bases del discurso socialista. Una sociedad en la que el Estado cuide a cada uno, lo que implica una revolución de los servicios públicos, que hasta ahora han funcionado sobre la base de reglas generales, sin encargarse de cada ciudadano. Ello no significa desarrollar el Estado paternalista, ni el Estado benefactor, sino el Estado que trata desarrollar una sociedad, cuyo centro sea lograr la igualdad de oportunidades a través de una educación integral, recuperadora del sentido de la dignidad de las personas. En este marco la didáctica Paulo Freire tiene plena actualidad.
Las relaciones sociales que establezcamos siguen siendo la gran inversión en la educación. El niño no aprende sólo por lo que le “digamos”, sino por lo que seamos capaces de hacerle vivir en libertad. La comprensión que un ciudadano tenga de las relaciones sólo puede brotar de las relaciones que ha vivido. La idea convencional de la educación que destaca la competición para obtener una personalidad social debe ser matizada en el sentido de que el desarrollo del ser cooperativo ofrece más seguridad y eficacia que el simplemente competitivo.

Moncho Ramos Requejo

TRANSPARENCIA Y BUROCRACIA


Las burocracias ayudan a la transperancia en las diversas gestiones de los gobiernos. Sin embargo la experiencia nos pone de manifiesto que esta realidad está muy lejana. Nos encontramos con modelos de burocracia crípticos que dificultan la comprensión de la realidad social y económica y hace imposible el funcionamiento de la Comunidad Europea como sociedad. La noticia de que las diversas autoridades europeas implicadas en la gestión de las finanzas han logrado un principio de acuerdo para hacer más inteligible la supervisión financiera en Europa no debería ser noticia. Tras forcejeos dilatados en los tiempos se ha logrado un acuerdo para dar plenos poderes a tres nuevas autoridades europeas para supervisar todas las actividades de bancos, cajas, compañías de seguros y sociedades de bolsa que operan en Europa. Las autoridades europeas podran intervenir los bancos con dificultades. El acuerdo implica la creación de tres autoridades europeas para prevenir situaciones de peligro.
Para que este acuerdo sea efectivo y no se quede arrugado en un laberinto burocrático se ha de promocionar una ideología de la organización dotada de normas comunes; para todos los miembros de la Comunidad Europea; los criterios sobre el capital, las infracciones y las sanciones serán iguales para todos los países por lo que habrá que armonizar las normas existentes. Las nuevas agencias podrán prohibir los productos o actividades que consideren arriesgadas como las ventas al descubierto o algunos seguros como ciertos CDS (Credit Default Swaps).
Las políticas de austeridad que vuelven a imponer los fundamentalistas no son,, verdaderas respuestas a la crisis como se quiere hacer creer a la ciudadanía sino todo lo contrario, son un programas de ajuste .
. Moncho Ramos Requejo.

lunes, 29 de agosto de 2011

LOS CAMBIOS PACÍFICOS


La revolución como método de cambio radical se ha demostrado como un proceso deficiente. Con demasiada frecuencia lo que se llama revolución consolida poderes que se intentaban destruir. La tesis de Gramsci entre otros del cambio gradual y cultural toma cuerpo. No siempre los pasos son hacia delante; desandar lo andado puede servir para revisar y consolidar posiciones. Los cambios obedecen a múltiples factores parciales de diversa índole
La promulgación de la Constitución de 1978 puede mirarse como un acto puntual, pero eso no refleja la realidad. Antes se sucedieron un conjunto de impulsos y negociaciones que la fuerza no pudo erradicar; incluso hubo gestos de abandono, para desenvocar en el pacto final. Sin duda una evolución tan rápida de la sociedad requiere reformas, pero eso no puede determinar la marginación de los ciudadanos del proceso de toma de decisiones. La participación cívica de los ciudadanos en el gobierno es un método de buena gobernanza, pero además un instrumento para la educación política. Más de 90.000 ciudadanos piden que se celebre un referéndum vinculante para decidir sobre la reforma de la Constitución.
La cultura política española está bastante distante de la necesidad de los cambios y del diálogo para promoverlos y poder así mantener la convivencia activa. Nuestra aversión al relativismo y al pragmatismo político nos hace adictos incondicionales del totalitarismo y al absolutismo. Es necesario desembarazarse de la burocracia y generar en la sociedad la necesidad de la no-dominación, y bloquear la interferencia de poderes extraños. Nada debe interesarnos tanto como la libertad. Pero cuando tratamos de conseguir un espacio y un tiempo en el que se pueda disfrutar del autogobierno aunque sea relativo, debemos asumir como una victoria el valor de los cambios graduales, de los acuerdos, del consenso.
La estrategia política para la libertad política viene de la mano de la ausencia de dominación. La libertad puede lograrse por la estrategia del poder recíproco o mediante, el control del poder cultural y administrativo. Poco puede consolar la libertad conseguida mediante procesos burocráticos torticeros. Así los cambios pacíficos se hacen difíciles. La oposición activa puede tomar diversas formas. Una de ellas, no menos importante, es el disentimiento, la no colaboración.
Moncho Ramos Requejo


domingo, 28 de agosto de 2011

HUMANISMO Y FUTURO


El socialismo tiene futuro en la medida en que asuma el humanismo moderno. El Estado de Bienestar obedeció a un pacto de la Democracia Cristiana y al Socialismo como medida de justicia social con el objetivo de poner freno a las ideas comunistas que amenazaban con dominar el mundo Occidental. Se impuso una visión humanista de la política y de la economía. Nos encontramos en una nueva etapa la del hundimiento del antiguo Estado de Bienestar y la posible refundación de otra manera de resolver los problemas de gobernanza. Los llamados mercados quieren obtener mayores dividendos. Pero en la tarea además de los mercados están implicados otros colectivos.
Sin embargo repunta una época en la que todos nos sentimos más obligados a ondear la bandera propia y a mirar a los otros. Es una síntesis de individualidad y cooperación. Lo saben los intelectuales de la opresión. Sería absurdo fingir que no vemos las diferencias físicas o culturales; pero dejaríamos lo esencial de lado, si nos limitásemos a las diferencias más manifiestas en vez de ir más allá, hacia la persona en sí con su individualidad. Se está imponiendo quizá con mucha lentitud el respeto a las personas y tratarlas como seres humanos sin restricciones, con derecho a hacer valer sus proyectos.
Sería un error pretender solucionar la nueva situación con sólo modificaciones de camerino. El mundo necesita más que nunca de organizaciones sociales de base, asentadas en las preocupaciones de los ciudadanos, reconciliadas consigo mismas. La forma de organización tradicional es insuficiente. No se trata únicamente de elaborar una nueva forma de funcionamiento económico y financiero, ni de corregir algunos desajustes manifiestos. Hemos de profundizar en el concepto de democracia activa e integral, capaz de mantener en el primer plano el sentido de las personas y de los pactos de convivencia. Los procesos moleculares de acumulación de capital en el espacio-tiempo generan revoluciones pasivas en sus pautas de comportamiento, pero las tensiones internas pueden dar lugar a configuraciones estables, al menos durante un tiempo. Sus límites son borrosos, pero los flujos que se entrelazan en ellas, producen la suficiente coherencia estructural como para impulsar los cambios necesarios para lograr una convivencia más humana en la que los ciudadanos disfruten de su condición de seres humanos activos, con preocupaciones.


sábado, 27 de agosto de 2011

SOLIDARIDAD CON EL ESTADO


Una de las palabras más usadas hoy es la de “solidaridad”. Pero . sorprenderíamos si pidiéramos solidaridad con el Estado. Los neoconservadores han tratado de debilitar el Estado. Procuran revolverlo contra los intereses de la mayoría favor de un conjunto de burócratas y aprovechados especuladores.
El Estado está lejos de cumplir los objetivos de optimización por el que tantos han luchado y luchan. La ciudadanía es un estatus que sólo puede existir bajo un régimen adecuado de derecho. Huelga decir que las leyes sólo hacen eso mientras respeten los intereses y las ideas comunes del pueblo frente a los intereses de los especuladores. Sólo en ese sentido el Estado es garante de libertad. Deben rechazarse aquellas definiciones de libertad que, haciendo esencial una libertad cívica que la experiencia muestra inalcanzable, inflaman expectativas incumplibes y enturbian el contento público.
La solidaridad de los ciudadanos con el Estado como bien público, requiere que el Estado los respete, en esta época marcada por la incertidumbre, la vulnerabilidad y la segregación social. Hay que considerar la inversión social en un Estado solidario como una exigencia para salir de la recesión económica, que en buena medida tiene sus raíces en la crisis social que estamos viviendo. Hay cambios y medidas de control que, si se planifican adecuadamente, ni perjudican la credibilidad del buen hacer de un Gobierno ni hacen sufrir a los ciudadanos. Albergo aún la esperanza de que haya cierta autocrítica y rectificación para continuar también con la esperanza de que una sociedad mejor es posible.
La desafección de los ciudadanos, el distanciamiento de las instituciones, del propio sistema político están siendo en la gestión de esta crisis más explícitos que nunca. Es el momento de alejarse de los intereses de los burócratas y arrivistas para poder mantener la solidaridad con el Estado de derecho. No es una tarea fácil, pero así garantizamos la libertad como no-dominación, como no-interferencia. Los mantenedores del falseamiento de la democracia tendrían demasiado trabajo para justificar sus errores. Necesitamos una regeneración ideológica que alimente el Estado solidario con los ciudadanos.

Moncho Ramos Requejo

jueves, 25 de agosto de 2011

SE PUEDE TENER UN PLAN


Acusar a una organización o a un partido político de que nos dispone de un plan, lejos de ser una acusación, puede convertirse en un elogio. La mayoría de los ciudadanos quizá se sintiesen cómodos al disponer de una “hoja de ruta” con la cual construir una praxis. Pero no siempre los proyectos pueden llevarse a la práctica; su cumplimentación depende de circunstancias no sometidas a la voluntad de los gobernantes, y a otros imponderables.
Nos interesa distinguir entre lo que es deseable en el marco de una práctica idealista y lo que es posible dentro del pragmatismo y del relativismo. Los idealistas ilusos lo tienen fácil: leen su pertinente Biblia ocasional. Y todo resuelto. Con esta fórmula no caben decepciones ni fracasos. No importan la voluntad de los ciudadanos. Tampoco resultan obstáculos insalvables las experiencias cercanas de otros países en circunstancias similares. Su Biblia circunstancial es terminante. Hay que seguir sus pautas.
Otros parten de supuestos diferentes. La investigación sociológica, económica y política invita a pensar que se ha de partir de un proyecto inicial muy abierto a la verificación y al contraste, pero que son las circunstancias, con frecuencia insondables las que pueden determinar lo acertado del análisis y la eficacia de las medidas. . El problema, sin embargo, no radica solamente en disponer o no de un plan, sino de los principios que presiden los diversos momentos de la ejecución del plan que las circunstancias hace posible. El Estado de Bienestar fue tratado desde siempre con grandes reservas por los partidos políticos poco orientados al bienestar social. Ha sido visto por los usureros de tantos aspectos de las relaciones sociales de los que se debe sacar una plusvalía. Lo miran como una sobrecarga para el aparato productivo. En consecuencia no puede sorprendernos constantes recortes prácticos del bienestar integral de las personas.
Tener un plan para gestionar las políticas sociales puede significar anteponer los intereses privados a los públicos, administrar lo público con criterios de intereses particulares, desposeer a los ciudadanos de los derechos fundamentales. En ese caso no deben existir demasiadas dudas: colocar el “piñon fijo la rentabilidad económica”. Sin mayores preocupaciones por la calidad de la medicina de la educación, del medio ambiente alardean de tener un plan. No necesitan demasiadas disquisiciones.


Moncho Ramos Requejo

martes, 23 de agosto de 2011

CONSTRUCCIÓN DE ALTERNATIVAS


Los jóvenes de los años setenta y ochenta ya no se sentían atados a su familia o a una identidad social (clase). Les parecía cosas de antiguos. La modernidad requería otros valores. Las buenas perspectivas de empleo les permitía planear su vida sin necesidad de repetir la trayectoria de sus padres o de buscar tempranamente un trabajo que prefigura su biografía. Se apostó por una formación más orientada a la productividad y a la acumulación de capital, como signo de mejores tiempos. Se desarrolló un fuerte sentimiento de autonomía individual carente de sentido de la solidaridad, que les llevaba a poner en duda los valores tradicionales o distanciarse de las normas sociales de carácter más jerárquico y a cuestionarse el principio de autoridad. Los diversos poderes sociales que podrían haberse opuesto a esa modernidad se sintieron alagados por el triunfo rápido del capital.
Ahora se trata reconstruir alternativas a esta herencia que ha creado improductividad en el mundo globalizado. Estaríamos en un error mantenernos en la idea de que se trata sólo de una crisis económica. Sin restar importancia a este aspecto se hace necesario buscar instrumentos para crear mejores alternativas en otros caladeros. Para los progresistas, la política democrática participativa es la manera de construir una mejor sociedad y el Estado es el instrumento clave de dicha tarea. Para reformar el Estado, se hace necesario creer en el Estado como garante del progreso y del bienestar de la mayoría. La práctica de debilitar el Estado, alimenta fundamentalmente las iniciativas individualistas monopolistas antítesis de preocupación fundamental de la solidaridad.
Los políticos han de ser los más interesados en ser solidarios con el Estado. El primer objetivo de la solidaridad es la defensa de las individualidades hasta formar una comunidad cohesionada y articulada por el Estado garante de libertad positiva. La solidaridad requiere que los ciudadanos tomen parte activa en el control y en el dominio de su ciudadanía: el yo con el que ellos se identifican tiene que tomar a su cargo los “yoes” menores o más parciales. El ciudadano es positivamente libre en la medida en que se consigue el dar a la vida un sentido de cooperación y de solidaridad, de no dominación. Es posible tener dominación sin interferencia, y al revés, interferencia sin dominación.


Moncho Ramos Requejo

viernes, 19 de agosto de 2011

LA ECONOMÍA DEL ESPACIO


Para no pocos políticos el nacionalismo es la resultante del proceso de acumulación del capital en un espacio y un tiempo determinado. Para otros esa acumulación es un momento de la solidaridad con otros espacios y otras gentes, sin exclusiones ni sectarismos. Los defensores del socialismo en un solo país no lo entendieron asi.
El intercambio de bienes y servicios supone casi siempre luchas para el dominio. Se concreta desde un principio, una red de movimientos espaciales e ideológicos, que configuran una geografía propia, expresión de la interacción humana. Estos movimientos se ven frenados o incentivados por los intereses del capital. Dejan huellas como manifestaciones culturales de todo tipo, siempre exaltadores del espacio propio en detrimento del valor integral de las personas, del diálogo y de la comunicación. Las divisiones territoriales e ideológicas del trabajo surgen de esos procesos de intercambio de riqueza en el espacio. La deslocalización de las “empresas” es una consecuencia de esta concepción de la economía del espacio. Una adhesión del pragmatismo inmediato a la ideología dominante muestra la falta de ideología social de algunos nacionalismos.
La sacralización del espacio, el dominio del hombre por el hombre, la exclusión del no adicto, lo tiene fácil en esta organización del trabajo, donde priman los valores del territorio, de la productividad y de la eficacia, al margen de los compromisos éticos.
Esta forma de competencia se debe en primer lugar a las exclusiones derivadas de la unicidad de la localización. La ubicación espacial siempre confiere ventajas monopolistas. Nadie puede defender otra cultura, otro idioma al margen del monopolio. Ha de prevalecer lo enclavado en el espacio nacional.
Aunque la teoría abstracta del capitalismo (también el neoliberal), por el control monopolista, invoca como fundamental la competencia, los nacionalistas en su versión más popular procuran afianzar ventajas monopolistas porque éstas confieren seguridad, calculabilidad y una existencia, en general, idílica para unos pocos. La riqueza que pudiera proporcionar la concurrencia de “otros” está constreñida a la oportunidad de la ocasión.
En algunos casos el poder monopolista se hace lo bastante fuerte como para inhibir el dinamismo espacio-social de las fuerzas y movimientos sociales; se fomentan fuertes tendencias hacia la inercia y el estancamiento de las relaciones sociales. La búsqueda competitiva del lucro se ve contrarrestada por el establecimiento de poderes monopolistas en el espacio nacional. De tales centros emanan típicamente las prácticas imperialistas arropadas bajo una forma de nacionalismo. Para no pocos sociólogos el nacionalismo monopolista es una forma de imperialismo


Moncho Ramos Requejo

LOS ESCEPTICOS

LOS ESCEPTICOS
Lo acuciante de la situación social y económica, debería suscitar como en otros tiempos una contestación social fuerte, sin embargo los estudios sociales muestran la generalización de una actitud escéptica por parte de la mayoría de la población, fruto en gran manera del descrédito en las decisiones de las políticas actuales. La actual crisis nos ha puesto de de manifiesto la debilidad de algunos de los principios en los cuales nos habíamos afirmado y construido. Tenemos miedo de todo y de todos: de los que quedarnos sin empleo, con una bajada de las pensiones, sin seguridad, sin capacidad para oponerrnos a cualquiera de las políticas de recortes y de falsa austeridad..
Lo fundamental consiste en comprender que la crisis puede tanto aplastar a quienes pretenden construir un mundo nuevo como reforzarlos en sus proyectos. No podemos limitarnos a decir únicamente que la crisis hace desaparecer a los actores sociales. Las soluciones populistas pueden ahondar más profundamente en el escepticismo de los ciudadanos. Se han de buscar propuestas realistas, creíbles, orientadas a generar el máximo de confianza. Los proyectos no se realizan solos. Se necesitan las personas sensibles. El mayor peligro para nuestra democracia hoy es el no creer. Esa incredulidad nos aleja de la participación política. Se han taspasado diversas líneas rojas sin que haya una explicación suficiente; nos quieren hacer cómplices de la difusión de mensajes falaces con un lenguaje saturado de equívocos. La crisis no hace desaparecer la conciencia política, sino que separa cada vez más la vida política, confusa e impotente, de las sensibilidades, las iniciativas y los discursos que se desarrollan en la sociedad civil, sin conseguir darse una organización política. Por un lado la masa económica de los especuladores y por el otro la protesta contra la violencia de los Estados, y la lógica inhumana de la organización económica global nos aleja de la esperanza. No podrán así formarse nuevos movimientos sociales y transformar las instituciones políticas; se necesitan pasos hacia la compasión y solidaridad. Solo a partir de la transformación aceptada de los elementos principales de la vida social se pude colaborar para la construcción de los vínculos sociales y personales. En la idea del sujeto moral como principio es imprescindible para reorientar la actividad cívica de los ciudadanos; su primer tarea es la denuncia de los detentadores del poder, de moldearlos según sus convicciones y sus intereses. Salir del escepticismo de la rutina es la condición imprescindible para reorientar la convivencia
Moncho Ramos Requejo

miércoles, 17 de agosto de 2011

TODO SE PUEDE ARREGLAR


Una de las estrategias de los “tremendistas” y totalitarios, es presentarnos los momentos de crisis como fracasos totales. y absolutos; nada más lejos de la realidad. En la sociedad, salvo la muerte, todo tiene un arreglo, y con frecuencia satisfactorio, para la mayoría. Todo se puede arreglar si existe sentido de la solidaridad entre lo ciudadanos y los estados, el diálogo en el mundo de la globalización.
Los enemigos del arreglo, son el empecinamiento en posiciones irreductibles. El político, para ser merecedor del nombre de tal, ha de partir de su autonomía y de su capacidad para jerarquizar los valores entre los que ha de primar lo público frente a lo privado.
Una sociedad para ser autónoma necesita individuos y grupos autónomos; los individuos sólo pueden ser autónomos en una sociedad autónoma, libre de prejuicios y de posiciones inamovibles. Esta circunstancia arroja dudas sobre las preocupaciones de la teoría política en general y sobre la teoría de la democracia en particular, con sus postulados de la separación entre lo público y los privado, mutuamente independientes. El centro de ambas teorías debería estar ocupado por el vínculo, la mutua dependencia y la comunicación entre el terreno de lo público y el de lo privado. El Parlamento es el espacio en donde han de entenderse los dos extremos. Sin la vida parlamentaria, con todo lo que ello significa, los proyectos políticos y económicos serían imposibles.
El Parlamento puede ser atacado de dos maneras: poniendo en peligro su integridad y distorsionando o socavando el papel que desempeña, y provocando la retracción de la autonomía de la sociedad en su conjunto y de sus miembros individualmente. El totalitarismo en sus diversas versiones prescinde de la humanidad de los ciudadanos. El individuo se convierte en número; el sistema no necesita que el individuo piense y se defina.
No siempre los parlamentarios se aceptan en su condición de tales y sufren una metamorfosis propia; olvidan su condición de servidores del bien público. Los ideólogos son los habitantes más audibles y vociferantes del parlamentarismo moderno; ese espacio social donde las preocupaciones privadas se debaten para elevar al rango de asunto público y donde los pronunciamientos de los poseedores, reales o potenciales, del poder luchan por cobrar soluciones satisfactorias para la mayoría.

Moncho Ramos Requejo

lunes, 15 de agosto de 2011

ADEMÁS DEL ESPECTÁCULO


En la sociedad de la información, el espectáculo es un elemento fundamental. Confundir el espectáculo con el mensaje, deteriora a ambos y hace inoperante el contenido de lo que quiere comunicar o evidencia lo que en realidad no se desea transmitir.
Ellacuría asesinado en El Salvador junto con otros cinco jesuistas y dos integrantes del personal del servicio doméstico, citaba con frecuencia el texto de Mateo 25.31ss. Constituía para él, junto con las Bienaventuranzas y de Lucas, la síntesis del mensaje bíblico: “A mí me lo hicisteis”. Este texto pone de manifiesto dos cosas: la relación del hombre con Dios, es imposible sino pasa a través de la comprensión del hermano, de los “otros” . En segundo lugar, esta relación no depende del grado de conciencia del amante, sino del simple hecho de amor comunicativo, del sacrificio por los otros, sin discriminación de ningún tipo. Cuando en la vida hay algo liberador eso también puede ser cristiano; y cuando es cristiano debe ser liberador, aun cuando los protagonistas no se confiesen cristianos.
La liberación de los hombres y mujeres, debe ser integral, pues incluye a todos, sin mirar el género, la raza o la procedencia. No se trata de investigar el tipo de esclavitud. Todo tipo de esclavitud es mala en sí misma. Liberar a quien vive atrapado en alguna red, sea cual sea la que le oprime. La necesaria liberación política y económica, ha de generar además, otro tipo de liberaciones como la espiritual y la religiosa. Se trata de reivindicar al individuo autónomo frente a las diversas mediaciones. El pobre ha de ser liberado de la pobreza, pero no es menos urgente liberar al rico de su riqueza para que sepa compartirla. La dependencia de la riqueza hace de los hombres y mujeres, seres estériles frente a las necesidades universales de la vida.
El espectáculo dejaría serlo si se circunscribiese a un conjunto de formas estereotipadas, alejadas de los contenidos del mensaje liberador. Además de los millones de jóvenes y no sólo ellos, que se congregan alrededor de unas creencias, de unos ideales, de la utopía de la fraternidad universal, es obligado colocar en primer término, los sufrimientos de aquellos que viven atenazados por la pobreza y la miseria. La fe no puede encerrarse en la fe. Ha de ser compartida con los que creen en las personas en las cosas, en los movimientos sociales, en las instituciones.

domingo, 14 de agosto de 2011

DERROTAR LA VIOLENCIA


Tanto en las discusiones que se ganan, como en las que se pierden, es importante saber administrar los resultados. Nunca hay victorias absolutos, ni derrotas totales. Siempre deben quedar fuerzas para el perdón y espacios para recomponer ideales y seguir en paz. La guerra siempre es una situación resultante de la falta de diálogo. La derrota de la violencia, no debe suponer otra modalidad de violencia, sino la instauración de convivencia en paz
La derrota se manifiesta de diversa manera en el campo político, económico y social. No se pueden aplicar las mismas estrategias en todos los campos `por igual. Si la victoria se reduce estrictamente al ámbito policial y siguen vivos los otros campos, no cabe duda que han de ser derrotados también en esos ámbitos.
La batalla ha de centrarse en la acción política. Ninguna política es absoluta, sino que ha de tener conciencia de su relatividad. Aceptar la relatividad de toda política implica un cuestionamiento permanente, una reevaluación de todos los juicios, así como de los fundamentos que dan lugar a esos juicios. La validez de facto es producto de la inercia institucional que se enfrenta la incisividad de la razón; la validez de facto es una premonición del fracaso. Solo la validez de derecho, que es producto de la reflexión y de la deliberación y que sabe que es eso y nada más, puede ser honrada por una sociedad deseosa de durar en paz. La validez de derecho es siempre viable y exuberante gracias a la aceptación de su propia temporalidad e impermanencia.
La búsqueda de la validez de derecho exige una reflexión crítica acerca de todas las cosas y que debe incluirla. La reflexión crítica está guiada por la necesidad de examinar la validez jurídica de las instituciones y significaciones humanas. No está determinada de antemano, por ninguna consigna previa. La ética de los fines no debe ser compartida. La reflexión crítica es la esencia de toda política genuina, diferente del ejercicio del poder. La política es un esfuerzo efectivo y práctico destinado a someter las instituciones. La democracia es un especio de reflexión crítica, cuya identidad distintiva depende de esa reflexión. La política es una actividad lúcida y explícita que se ocupa de instaurar instituciones deseables y la calidad de vida posible. Esta autoinstitución de la democracia es un movimiento incesante. No se propone una sociedad perfecta, sino más bien una sociedad que sea tan libre y justa como sea posible.

viernes, 12 de agosto de 2011

CUANDO EL SOCIALISMO ES HUMANISMO


La historia de la humanidad es el cúmulo de esfuerzos de los hombres y mujeres. Algunos valores cambian con el proceso civilizatorio y otros permanecen. Hubo un tiempo en que la religión, por ejemplo, tuvo por inhumano a la ciencia que se atreviera traspasar la frontera de una hipótesis que podía hacerse teoría tan pronto el laboratorio de la práctica social la comprobase. Lo estoicos, por su parte, creyeron que la pasión o todo deseo resultaba una alienación de la pura razón. No ha sido fácil llegar a una verdadera concepción que nos clarificara, científicamente, lo que venía siendo humano y lo inhumano en un mundo de violentas contradicciones. Uno de los principios del socialismo de todos los tiempos es crear las condiciones sociales para que todos los hombres y mujeres asuman el humanismo integral. Cada persona debe tener su espacio y su voz y ha de ser reconocido como tal persona. No siempre lo ha conseguido. En demasiadas ocasiones ha pasado de ser crítico de la inhumanidad del capital a su servidor.
La función del socialismo en todas sus manifestaciones, es indispensable para la humanización de la sociedad; pero ha de sufrir una labor catártica permanente, redefinir su teoría y su práctica. Querer representar a los más débiles, a los más vulnerables, promocionar a los más productivos, desarrollar estrategias de arrastre y de consenso, tiene dificultades que se han de abordarse desde planteamiento globales e integradores. Cuando el socialismo no ha acertado con sus compromisos fundacionales, no sólo los socialistas han tenido muchas dificultes, sino que las situaciones difíciles ha afectado a todos.
Hay poca necesidad de individuos con capacidad de decisión interna y un mismo estilo de vida para todo. Una persona con esas características resulta estrecha, parroquial, inflexible. Hay que alimentar un movimiento de solidaridad promovido por todos porque a todos afecta. La red es basta, los compromisos son muchos, las expectativas son infinitas, las oportunidades abundan y el tiempo corre contra nosotros. La personalidad pastiche es un camaleón social que constantemente toma prestado fragmentos y partes de identidad de cualquier advenedizo El socialismo es la salida y la voz cuando es un humanismo y no un capitalismo aunque sea benfactor. El socialismo es fundamentalmente la posibilidad de desarrollo para todos.

Moncho Ramos Requejo

jueves, 11 de agosto de 2011

ESTANCAMIENTO SOCIAL


El estancamiento social es una causa y una consecuencia de la actual crisis. Nadie tiene la barita mágica para superarla. Faltan los instrumentos tradicionales y hay que buscar otro nuevos, innovadores, reformistas unas veces, y otras rupturistas. Pero sino sabemos salir de la crisis debemos conocer las prácticas que nos entierran en una crisis permanente. Sin la desconfianza el actual sistema todas las soluciones son inadecuadas.
La debilidad del consumo y la falta de inversión es una de las causas de la crisis, pero al mismo tiempo son efectos. A falta de explicación suficiente se trata de crear un clima de confianza en el que se pueda construir un nuevo orden. Algún político en su día habló de refundar el capitalismo. Es una verdad aceptada, que ni el sistema socialista en cualquiera de sus versiones, ni tampoco el capitalista, serán los mismos después de esta crisis.
La codicia sin límites, está en la base de la actual crisis; pero la debilidad de la acción política, determina que lo que en otros tiempos fue el motor del desarrollo sea hoy un peligro para el mismo desarrollo capitalista. La política de los diversos partidos ha estado carente de un sentido real de la solidaridad; se la ha comercializado; no se han articulado mecanismos efectivos para desarrollar redes de acción en las cuales “el otro” con independencia del color y de la extracción de clase, forme parte fundamental del desarrollo social. Al contrario se ha creado una visión del principio de autonomía con una consecuencia clara: mitificar al individuo aislado, insolidario.
La tendencia totalitaria tiende a volver superfluos lo que hay de humano en los humanos. El objetivo no es impedir que los individuos piensen, sería imposible incluso en los más altos niveles de fanatismo y de sectarismo, sino, tornar ese pensamiento impotente, irrelevante y carente de toda consecuencia en lo referido al éxito o fracaso del poder. Si hemos prescindido del humanismo de de los hombres y mujeres, no debe sorprendernos el acrecentamiento de la inhumanidad de la sociedad actual. Los ciudadanos no tienen nada que decir cuando se prescinde de ellos. Bajo el nuevo capitalismo los ciudadanos perdieron los recursos para pensar de forma autónoma.

Moncho Ramos Requejo

LA DESINFORMACION


En una sociedad aparentemente abierta, no sometida a los principios deontológicos, sino a la ética en la que todo vale si nos lleva a los objetivos propuestos, el mundo de la información se convierte con frecuencia en desinformación. Los técnicos de los medios de comunicación de masas se especializan en deformar la realidad. Nos proponen como interesante lo baladí y lo superfluo. Así no puede extrañarnos que en este mundo se persiga con resolución, la creación de conductas sectarias y marginales.
La línea de demarcación entre convencer y persuadir es sutil y los matices siempre serán imprecisos. La primera se acerca a la demostración, mientras la persuasión está orientada más a las zonas implícitas de consciencia. Si la argumentación trata de tener validez general, tiene que valer independientemente de los sentimientos y de la situación y de los sujetos a los que se dirige. La argumentación sigue un proceso de razonamiento explícito pero también atiende a los factores latentes y sobreentendidos.
Cualquier tipo de información pude llevarnos a una inferencia. El mosaico de informaciones en su devenir sugiere conclusiones lógicas que arropados convenientemente generan sentimientos. Cualquier análisis del contenido informativo nos conducirá irremediablemente a una conclusión: en todo mensaje de comunicación de masas existe un sistema ideológico que constituye una red de categorías de codificación de lo real, propuesta todos los días en cualquier medio. La ideología es imprescindible en toda comunicación de masas porque no existe una transformación automática de la verdad en noticia. No existen instrumentos técnicamente asépticos, capaces de sistematizar mecánicamente toda infinidad de matices y valores con que pueden interpretarse la evolución de la realidad cambiante de los acontecimientos, El diagnóstico ideológico de las informaciones, consiste en descubrir la organización implícita o no manifiesta de los mensajes.
Es necesario informar, pero la forma de informar, no debe conculcar los principios de la ética deontológica. No está amparado por ningún principio de ética política e informativa, tratar de organizar nuestra percepción de la realidad social de forma interesada, el mundo de los jóvenes y de los ancianos y retirarles la protección social a que tienen derecho.

Moncho Ramos Requejo

martes, 2 de agosto de 2011

EL DEBER DE ESCUCHAR

Los Congresos de los partidos políticos pueden servir para significar un continuismo o una ruptura con la línea política general. Congresos como en el que Felipe González renunciaba al marxismo, supuso un distanciamiento de la tradición del socialismo español. Pero estaríamos en un error, pensar que se pudo crear ese Congreso rupturista sin un fuerte debate en el interior del Partido.
Pensar en un momento rupturista hoy, dentro del Partido socialista no es una tarea descalabrada. Una pérdida de votos tan significativa como ha supuesto las elecciones del 22-M requiere un análisis profundo de la práctica socialista de los últimos años. No deben estar implicados en el debate, solo los dirigentes destacados, sino todos aquellos que se sientan afectados por lo que significa socialismo; la situación nos afecta a todos; no se puede volar con un ala sola.
No resulta difícil suscribir muchas de las reivindicaciones de los jóvenes que ahora mismo se concentran en torno al movimiento del 15-M. Subyace no el deseo de suspender, paralizar o destruir el sistema, considerado éste del modo más general, como un conjunto de principios y valores donde pueden reconocerse los argumentos del Estado de Derecho y del Bienestar, de la democracia representativa, y de la convivencia solidaria y cívica. Se trata de rehabilitar las prácticas políticas que animan nuestro sistema. Recuperar valores fundamentales que permitan a los ciudadanos refundar la confianza en la cosa pública y en la política.
Entiendo que en el espíritu del 15-M se encuentran expresadas muchas de las inquietudes políticas de toda la sociedad y no sólo de un grupo de jóvenes. Confía en la capacidad del sistema para refundarse. Pero es preciso escuchar. Reflexionar, antes de hacer. La Conferencia política no puede ser el oasis sino el núcleo dinamizador de la práctica política. En la virtud de escuchar y reflexionar no hay ninguna propensión a la melancolía, ni a la parálisis depresiva. En la conversación no hay tampoco ninguna concesión al despilfarro. La disposición a escuchar, a procesar inteligentemente las situaciones y sus mensajes y a interactuar racionalmente con ellos, es condición irrecusable y previa para la acción. Es la hora de actuar a favor de una política en la que los otros no sean la mercancía sino las personas que tienen capacidad para regenerar el sistema.

Moncho Ramos Requejo