jueves, 24 de diciembre de 2009

LA PIJOBORROCA

Quisiera insistir en la génesis de la educación que produce monstruos. Los sucesos de Pozuelo do Alarcón pueden hablar de un ambiente social trufado de debilidades y absentismos responsables, de renuncia a una moral exigente, de un sistema de valores excesivamente permisivo, de un personalismo individualista.

Ha cobrado actualidad con motivo de dichos sucesos la salida brutal, desafiante y destructiva de algunos jóvenes, pero dicho que fenómeno tiene poco que ver con la “kale borroca”. Unos tienen una finalidad destructiva, nihilista; otros aunque estén equivocados, destruyen para mostrar su capacidad de destrucción y ponen de manifiesto el estado de opresión y ponen de manifiesto el estado de opresión en que presumen se encuentran. El problema no es de ser o no ser pijos, sino como educar a la juventud . personalismo individualista, o personalismo social, cooperativo, solidario, altruista.

El fenómeno de Pozuelo de Alarcón pone de manifiesto diferencias graves en la educación de jóvenes y en la actuación de los mayores. Es algo más que un problema de orden público; está cargado de múltiples conexiones sociales. No es algo nuevo ni en la forma ni en el fondo. La juventud es necesariamente inconformista, contestataria. Es de agradeces porque ello augura progreso y cambio. Pero al mismo tiempo que hay que admirar la energía y el vigor, cabe preguntarse porque tanta fuerza no se aprovecha, y la sociedad permanece impávida ante tanto derroche de posibilidades.

Es un error tildar a la juventud, aunque sólo sea una parte, de falta de valores. posici En las organizaciones de todo tipo, abundan los jóvenes con una fuerte carga de altruismo, de sentido de la responsabilidad. Quizá convendría pensar no sólo en los jóvenes a la hora de distribuir responsabilidades. No nos extrañaremos de que una sociedad violenta, poco respetuosa con los valores de la riqueza privada y de su redistribución tenga jóvenes violentos, agresivos. No que faltarán padres que puedan pagar una multa antes que mirar a los ojos de sus hijos y tener que reprenderlo. Los niños a su vez podrían convertirse en acusadores.

La creación de espacios públicos para el ocio y el disfrute, poco sentido tendrán sino va acompañada por una educación el respeto y la consideración para el derecho de lo otros. Causa perplejidad la opinión de quienes sostienen que la educación es labor sola o preferente de la familia. El proceso educativo no conoce de parcelas sino que se ofrece en todas las facetas de la vida. Los padres no mandan a los alumnos sólo a aprender inglés o a estudiar matemáticas. Aunque los maestros no quisieran, con su actitud les inculcan posicionamientos críticos o tolerantes ante los diversos fenómenos sociales y los diferentes momentos de la vida.

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