miércoles, 3 de marzo de 2010

LA POLÍTICA DE LA ESPERANZA
El abandono de la participación ciudadana en el discurso político debiera preocupar a aquellos que realmente se comprometen en el logro de una mayor calidad de vida sostenible. Los dirigentes políticos de hoy ya no escrutan las entrañas de las palomas para tomar decisiones; se confían en sesudos informes, o cuando no en el “humor” como forma de inspiración trascendental. Sin embargo sin un modelo de hacer
política abierto, compulsado con la práctica las decisiones suelen ser extravagantes, frágiles y cambiantes. Sólo una teoría como reflexión acerca de la praxis posible puede brindarnos posibilidades de buen gobierno.
El esfuerzo de transformación de las estructuras sociales no puede tener, en el liderazgo a los hombres y mujeres distanciados de la reflexión de los ciudadanos. La transformación de la realidad requiere además de la necesaria coacción de las leyes, la convicción intelectual y moral de los ciudadanos. El fideísmo es insuficiente. Tampoco el adoctrinamiento puede ofrecer una base sólida. La reflexión, el debate de las diversas opciones nos muestra horizontes iluminados con luces nuevas. El dirigente político no puede tomar a los ciudadanos como simples ejecutores de sus determinaciones ideológicas, como meros activistas a quien se niegue la reflexión sobre su propia acción. De ahí que la manipulación, la sloganización, la prescripción no deben aparecer nunca como elementos constitutivos de las maneras de hacer política. Un dirigente político que no sea dialogante con los ciudadanos, se constituye en dominante totalitario.
Se impone el diálogo, la cercanía con los ciudadanos, su implicación en los diversos proyectos, para que, durante el proceso de búsqueda de soluciones, reconozcan en la política el camino para la superación eficaz de la contradicción en que se encuentran, como uno de los polos de la situación. Si los ciudadanos no se consideran actores de los compromisos políticos, muy pronto los abandonaran. Dejan aquellos métodos que los han constituido en meros objetos de cambio en la feria del engaño, en que han constituido la política. Hacer humanismo negando a los ciudadanos la capacidad para tomar decisiones, es la cara más inhumana de la dictadura.

Moncho Ramos Requejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario