domingo, 13 de junio de 2010

LA EDUCACION PROTECCIONISTA

LA EDUCACIÓN PROTECCINISTA
La educación obedece a una preocupación moral por la convivencia. La preocupación por el otro, la compasión, el padecer conjuntamente con el otro esta en la raiz de los planteamientos pedagógicos. La moralidad específica necesita el discurso y la reflexión.
La congregación de los individuos en un modelo de sociedad responde a la necesidad de protegerse de la violencia de los otros. La sociedad no puede hacerse al margen de una cierta violencia que ejercen las instituciones y los otros ciudadanos sobre el individuo. La educación sin violencia es una quimera. Al lado de la violencia institucional necesaria pulalan tipos de violencia, no precisamente necesarias; podrían resolverse con medidas de poco alcance con solo una educación precisa, cuidada.
Con demasiada frecuencia los educadores, padres y maestros, en su ansia de proteger a los educandos tratan de construir un mundo artificial; procuran darles a los jóvenes aquello que sus padres no tuvieron en la niñez o en la juventud. El proteccionismo excesivo forma parte de un proceso de debilitamiento de la personalidad. La educación debe consistir en un trabajo de adquisición de hábitos y conocimientos, que nos faciliten enfrentarnos con éxito con la sociedad real. La educación no es eludir responsabilidades, sino muscularnos para resolverlas en el marco de la ética y del progreso real. Sin prepararse uno mismo para la posibilidad de tomar opciones erróneas, es poco probable perseverar en la búsqueda de la elección correcta.
El educar no debe despejar la incertidumbre. Lejos de ser una amenaza importante para la moralidad, la incertidumbre es el hogar de la persona moral y el único terreno en el que puede brotar y consolidarse la educación.
El alivio de responsabilidades está en la base de no pocas orientaciones pedagógicas pstmodernas; los conceptos de responsabilidad y opción responsables deben ser el fundamento ético de la preocupación por el otro; el otro como realización personal, ha de formar parte del imaginario social. El propio ego del educando se ha de enriquecer con los otros. Los otros no deben ser sólo un recurso para deificar el ego. La educación no es solamente una estrategia de protección ante los otros, sino un proceso de musculación ante las dificultades. La incertidumbre es el hogar de la persona y el único terreno en el que puede brotar y florecer la moralidad.

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