viernes, 17 de junio de 2011

RECUPERAR LA ÉTICA

En recientes investigaciones sociológicas, los “ políticos” figuran como la tercer preocupación de los ciudadanos. La política es como coordinación e integración de todas las actividades de las personas. Incumbe a todos los ciudadanos recuperar la ética política La política es la esfera donde se adoptan las decisiones para el conjunto del sistema social, y debe garantizar la libertad de los subsistemas en tanto no pretendan asumir esa suprema capacidad de integración de decisiones.
Hoy, en cuanto se refiere a la consecución de las metas colectivas, todo es política o la política puede serlo todo. Se trata de una “socialización integral del poder”: que la política sea controlada por toda la sociedad en su conjunto y no sólo por unos pocos aparatos privilegiados de la misma. Esto no supone incidencia en un “totalitarismo” que elimine los ámbitos de la libertad humana, sino todo lo contrario, de garantizarla en realidades sociales concretas, en vez de mantenerla en el limbo de las abstracciones. El poder político puede ser peligroso, pero es también el único medio de liberación de otros poderes sociales y económicos. Todo el poder político auténticamente democrático, derivado de la soberanía popular, ha de ser ejercido en conexión con determinados valores y principios que le confieren legitimidad: el respeto a las personas, la libertad, el pluralismo, la participación, la igualdad. . Hemos de desarrollar, pues, toda la potencialidad de esos valores que proclamamos. Hemos de luchar por incorporarlo a la realidad, utilizando “la política como el único medio eficaz de que se dispone para alcanzar este fin”.
Tierno Galvan decía “No existe, a mi juicio un quehacer superior al de buscar y practicar una ética real, es decir, que no se funde en contradicciones, ni las produzca”. “La política es el único medio eficaz de que se dispone para alcanzar este fin –que no se logra con el psicoanálisis o con el falso bienestar-“ . Hemos de desarrollar, pues, toda la potencialidad de esos valores que proclamamos. La política es el lugar de los enfrentamientos de intereses, pero nunca hay enfrentamientos que el discurrir de los tiempos no nos obligue a reconsiderar y a revisar. La política que impone como mandato ideológico el enfrentamiento constante y permanente es una forma de guerra que únicamente conduce al desgate del contrario y a su muerte por inanición. En política todos somos necesarios. También los más discrepantes.


Moncho Ramos Requejo

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