viernes, 2 de julio de 2010

ADEMAS DE LA ESCUELA LA FAMILIA

Se suele responsabilizar a la escuela del “llamado fracaso escolar”. Sin duda, el más somero análisis de la educación, se encuentra con deficiencias en el trabajo de los educadores-maestros, pero no conviene magnificar su labor. Poco pueden hacer sin la colaboración íntima y constante de los padres , de los tutores y del ambiente social más lejano. Los educadores reciben con los alumnos sólo una posibilidad activa; para verla como se hace realidad se necesita la actuación de factores de diverso tipo.
La desestructuración de la familia tradicional, la instauración cansina y contradictoria a veces, de un nuevo tipo de relación familiar, obliga a replantearse las relaciones dentro de la nueva familia y de la familia con la escuela. El mundo es un libro, pero hay que abrirlo y saber leerlo. No es fácil. Se lee desde los propios intereses.
El nuevo contexto socioeducativo requiere una formación de los educadores más en consonancia con el nuevo tipo de sociedad. Han de incorporar nuevos valores, sin menospreciar los tradicionales. No es casual que en los países donde los educadores son objeto del máximo reconocimiento social [Filandia] sea correspondido por las mejores calificaciones de los alumnos. El asunto tiene una explicación: ni la escuela, ni las relaciones medioambientales se comportan de forma autónoma, sino que se implementa en la labor conjunta de la educación. Sin embargo ese comportamiento no es espontáneo, ni fruto de contactos esporádicos, sino que ha de ser “trabajado”, conjunto, programado. Los esfuerzos que se dedique a implicar a los padres-tutores en la colaboración con la escuela se encuentran ampliamente reconocido por los resultados finales. No es una tarea fácil; requiere ocuparse totalmente. De poco importa que los educadores traten de desarrollar una didáctica de la investigación, sino va acompañada del cultivo curiosidad por parte de la familia. El ansia de progreso, de innovación, nada dicen a un muchacho inmerso en un medio anodino, si horizontes. La participación de la mujer en el mundo laboral, debe ayudar a la formación de los estudiantes en las preocupaciones del trabajo. Integrar al mundo en la escuela y a la escuela en la sociedad es el camino más adecuado para la formación de la juventud. El conocimiento de los diversos actores ayuda a valorar la importancia de su trabajo; su reconocimiento es parte del éxito.

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