El reconocimiento que el Ayuntamiento de Ourense trata de llevar a cabo al alcalde socialista Manuel Suarez Castro, fusilado en 1936 es un hecho de respeto a la dignidad de las personas. La dignidad humana es un asunto de compasión, es decir, intersubjetivo, pero no una intersubjetividad de tipo simétrico, sino como reconocimiento en el “otro” de la propia condición de ser sufriente. Los sufrimientos se infligieron con plena conciencia. Los historiadores han publicado documentos con indicaciones precisas a los sublevados de imprimir al enemigo la represión más feroz. El Ayuntamiento de Ourense desarrolla un acto de ética política, de piedad para con los que no tuvieron piedad; un acto de compasión para los que no tuvieron compasión.
Desde el concepto de compasión es posible hablar de ética política, aunque con frecuencia la compasión nos la vendan como una virtud exclusivamente religiosa. La compasión plantea la universalidad en toda su radicalidad, incluye a todos los sufrientes, también a los vencidos, a la historia del sufrimiento; a aquellos que causaron daños irreparables. La ética sólo puede ser política, porque sólo puede tomar en serio al desigual cuando se cuestiona al otro que causa la desigualdad. La ética compasiva cuestiona la desigualdad real. Por eso es política.
El sufrimiento, también el de los vencidos, no es el precio de la historia como la actualidad de unos derechos pendientes no saldados ni por la felicidad de las generaciones siguientes ni por el olvido. De Santayana (1863-1952) es una frase que se repite al visitante del campo de exterminio de Dachau: “quien no recuerda la historia está condenado a repetirla”. Sin el peso de la experiencia la historia se repite, se hace tautológica, pierde la posibilidad de cambiar el rumbo marcado por la impiedad, de los “vencedores”. La piedad para con los vencedores requiere un acto catártico de vencedores y vencidos; un repensar la historia; trascender el dolor individual para hacerlo colectivo. La ritualización de lo que podemos llamar “recuerdos” individuales es la base de la memoria, pero no es la historia. La recuperación de la rica y plural herencia, o la actualización de la experiencia total, supone pensar de nuevo de nuevo las bases de nuestra transición, recordar lo que no se ha querido recordar, lo pretendidamente olvidado.
Moncho Ramos Requejo
viernes, 15 de octubre de 2010
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