sábado, 29 de enero de 2011

MORALIDAD Y POLÍTICA

En el reciente plante –no huelga- de los Controladores aéreos es un buen momento para reflexionar acerca de la moralidad de personas que desempeñan trabajos fundamentales y que en el momento son insustituibles. La administración a través de leyes puede organizar la convivencia, pero la falta de moralidad, la proclividad corporativa al fraude requiere otros medios.
En 1990 Semprum, que había estado en los campos de concentración del nacismo, que había participado en la reimplantación del partido comunista de España en Madrd [1953], que había sido ministro de Cultura con Felipe González, pronunció en La Sorbona una conferencia, sobre “Mal y modernidad”, en la que intentó aproximarse al “mal radical” desde la filosofía clásica. En la moral clásica –San Agustis, Shelling y Kant- elaboraron una variación en torno al argumento: Dios es bueno, pero los hombres son libres para hacer el mal. En la conferencia de Semprúm, Shelling deriva el mal de la misma base constitutiva en la que descansa el ser humano. El mal también le pertenece a Dios. En cuanto pensador político Sepmprún no entiende esta argumentación, sin embargo se prestó a aceptar el razonamiento de Schlling. El mal, afirmó Semprúm es radical porque testimonia la incapacidad del hombre de elevar sus principios a leyes, universales. Se ha de ser fuerte para resistir las incitaciones al mal y a la corrupción.
La humanidad no ha tenido que esperar a Auschwitz para aprender que el ser humano puede abusar de su libertad. Semprún considera el mal esencial desde la perspectiva de las víctimas. Las acciones concretas no bastan para describir la esencia de los desafueros; no se consuman en el acto criminal, sino en los crímenes cometidos contra las personas y situación social de las personas: la esencia se manifiesta en el sufrimiento de los hombres y mujeres. Esa es una de las razones por las que los actos de los hombres y mujeres se ha de examinar desde la perspectiva del daño que infringen a las personas, del sufrimiento. El robo de pan no tiene los mismos efectos cuando se roba a un hambriento que cuando se hace a personas que no lo necesitan.
Después del plante de los controladores aéreos, la falta de decisión del aparato jurídico del Estado no contribuirá al incremento de inmoralidad de algunos sectores privilegiados de la sociedad. Los grandes sueldos han de ser correspondido con la exigencia de todas las responsabilidades, jurídicas y morales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario