martes, 25 de enero de 2011

REVISION DEL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS

No fue buena la idea de construir el Estado a partir solo de las llamadas “nacionalidades históricas” [Cataluña, Euskadi, Galicia]. Fue más acertada la visión de un Estado plural y que se haga cargo de aquellas competencias que puede desarrollar.
Desde una perspectiva política que defienda la identidad de los diversos pueblos de España, el Estado autonómico, ha sido un gran invento, el cambio profundo que ha experimentado España se debe en gran parte a este hallazgo jurídico político. Pero no debe extrañar que nos encontremos con anomalías. Los años de la dictadura y de fuerte centralización han dejado una impronta en las costumbres y los estilos de vida de los españoles.
Una de las debilidades que se acusan es la duplicidad que se producen entre Administraciones al prestar el mismo servicio. La afirmación de la diferencia y de la diversidad genera con frecuencia una pérdida del sentido; nos hace más débiles. Pero este es un mal menor que ha de corregirse desde un sistema no centrado en la burocracia. Muchas corporaciones consideran que aferrarse a la burocracia genera una inercia que vulnera la capacidad para desarrollarse. En la sociedad actual, los centros de poder no siempre responden a las cadenas verticales de comando; dentro de las organizaciones conviven una gran variedad de relaciones que responden al principio de demonio, pero si al de cooperación, de igualdad, de respeto, de imitación
Las teorías sociológicas y politológicas aferradas a categorías dualistas ya no son útiles para estudiar las nuevas realidades sociales. En la práctica, los sistemas industriales y los gobiernos desarrollan modelos híbridos de autonomía y dependencia. Los procesos de individualización y diversificación no se apegan a las jerarquías. Las agendas públicas ya no son resultado único de iniciativas de los parlamentos o de las burocracias, sino de diversos grupos y actores con una gran influencia de lo que se considera subpolítica y que están relacionado con el creciente papel de aquellos agentes que no pertenecen propiamente al sistema político, pero que configuran las decisiones políticas: El burladero de un nacionalismo opaco.
Moncho Ramos Requejo

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