lunes, 20 de diciembre de 2010

LA IZQUIERDA SIN FUTURO

La representación intelectual de que sea la izquierda, depende de un tipo de toma de conciencia. Conocer cómo se deben usar los valores que definen la izquierda, cuando se trata de definir la izquierda, es la primera tarea del político y del investigador social. Esa tarea de purificación intelectual no es habitual. Mezclamos nuestros deseos con el análisis de la realidad.
Lo mejor suele ser el enemigo más destructivo de lo bueno.. Proyectamos deseos que jamás se cumplirán Con demasiado frecuencia confundimos lo imaginario con lo real. En una sociedad viva, plural es necesario que algunos sectores tengan la función de crear utopías. Pero querer adelantar lo imaginario destruye con frecuencia la posibilidad de conquistar lo real. Atormentar a los ciudadanos con falsas promesas, obligarlos a esfuerzos sin sentido, conducen al desencanto. Y nada más destructivo que la pérdida de la esperanza.
La izquierda sólo tendrá futuro si es capaz de mantener la esperanza, si se adapta a las circunstancias que marca la necesaria evolución de la sociedad. Un factor importante es el mercado, pero el mercado, como tantos productos sociales no es el determinante absoluto, sino que existen otros factores sociales capaces de neutraliza su acción corrosiva. El mercado no puede ser la tabla de salvación cuando empobrece a millones de seres humanos.
Sin duda cuando se adoptan los axiomas del izquierdismo, de forma dogmática, lejos de tomar al socialismo en su forma progresista, defensor de la redistribución de la riqueza cultural y económica, por el contrario lo estamos condenando la indigencia intelectual y a la podredumbre moral.. Para la izquierda en general, no existe el dogma ni en economía y ni en política. La izquierda sólo perdurará en la medida en que sea capaz de adaptarse a las circunstancia y no se amilane ante las propuestas para perpetuar las diversas formas de esclavitud. No podemos imaginar otra forma de esclavitud que aquella que crea las condiciones sociales y políticas para cercenar nuestra capacidad para pensar.
Además del dinero existen otros valores alrededor de los cuales se debe articular la convivencia. Cada día nos encontramos con personas, héroes anónimos, que han sido capaces de desarrollar una actividad al margen de la especulación .dineraria. Si la izquierda se encierra en el discurso opaco de colocar como base de sus programas el bienestar económico excluyente, tiene poco futuro. Eso lo saben hacer mejor, aquellos que piensan en el individualismo, en la competitividad, el ansia sin freno de la riqueza material.


Moncho Ramos Requejo.

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