miércoles, 29 de diciembre de 2010

LOS CUIDADOS DEL POLÍTICO

El poder político y económico es la fuente de información por excelencia. El presidente americano Rooselvet pasa por ser quien inaugura un modo de relación con los ciudadanos basado en la utilización frecuente y personalizada de los medios de comunicación de masas. El primer objetivo del político es la creación de su propia imagen. En esta democracia parlamentaria a todos nos interesa que los políticos tengan buena imagen y a ellos de manera principal; pero no es de menor importancia que disfrutemos de unos medios de comunicación plurales con capacidad para expresar las diversas sensibilidades, sin encerrarse en la defensa de ídolos y mitos trasnochados
Dicho esto, son los políticos quienes han de cuidar de sus proyectos y de presentarlos con el aliño de los grandes momentos. Uno de las ocasiones en las que se nota que el político tiene cuajo, es cuando sabe contar con todos; está en el centro de los manuales de dirección: hacer que todos se sientan importantes. Se han pasado, en gran parte, los tiempos de las fidelidades inquebrantables propios de la sociedades opacas, unidireccionales. Dictar normas no es lo más costoso, hacer que todos las acepten y las defiendan como propias requiere cualidades que están sólo al alcance de unos pocos; de los líderes. Una de las razones por la que los políticos tienen una imagen deteriore es por el encierro a que se han sometido a sí mismos, alejados de los intereses reales de la ciudadanía. Han recibido cursillos para saber dirigirse al público; han aprendido a vocalizar, pero les falta ese otro aspecto de contar con los ciudadanos para persuadirlos de sus ideas. Percibir con frescura la realidad para poder transmitirla, implica la capacidad de desenmascarar continuamente y romper los estereotipos de visión y comprensión con los que las comunicaciones modernas, los sistemas de representación nos inundan. Estos mundos de pensamiento de masas se adaptan cada vez más a las exigencias de la política, pero los políticos han de saber ir a las masas y captar sus pulsiones. Si el político no se vincula personalmente al valor de la verdad en la lucha política tampoco estará en condiciones de afrontar responsablemente el conjunto de sus experiencias vivas.



Moncho Ramos Requejo

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