miércoles, 8 de diciembre de 2010

LOS MICROGOLPES

Eduardo Álvarez Puga, un ilustre ourensano, asentado desde siempre en Barcelona, con un distinguido papel en los medios de información en el tardo franquismo y en la transición, que abrió ventanas en defensa de la libertad incipiente, en su libro “Abajo la democracia. El triunfo de la tiranía liberal” describe la estrategia de los microgolpes para preparar el advenimiento del Partido Socialista en Portugal y como hoy se sigue la misma estrategia en todo el mundo dirigida por manos no siempre ocultas. En las sociedades occidentales de hoy no son pensables las estrategias de Kurcio Malaparte para las reformas profundas; dan mejores resultados los movimientos que son capaces de bloquear los diversos aparatos productivos e ideológicos del Estado.
Keynes fue muy consciente de que la apertura a los mercados internacionales llevaba un alto riesgo para el pleno empleo condición necesaria para el Estado de Binestar, pero el capital logró conservar intacto el poder de invertir allí donde fuera más alta la expectativa de beneficio, sin tener que tomar en cuenta los efectos sobre el empleo. Un carácter definitorio de la economía de mercado es que corresponde exclusivamente a los propietarios del capital decidir cuánto, cómo y dónde se invierte. Si cuestionamos este principio el capitalismo sufriría una transformación radical. Pero los actores que en otro tiempo fueron capaces de crear el pleno empleo, los movimientos democráticos de base, han desaparecido, la democracia parlamentaria formal está cogida por las tesis más duras de la rentabilidad defendidas por el capitalismo. En esa marcha de la reacción se seguirán produciendo los microgolpes para esterilizar el Estado. El liberalismo, que parecía por completo superado en los años sesenta, en los ochenta había recuperado la vieja posición dominante. Han retornado las ideas económicas y políticas dominantes antes de la Primera Guerra Mundial.
Durante un tiempo el seguro de desempleo se ha llevado la mayor parte de presupuesto social, mermando las disponibilidades para sanidad, educación, servicios que exigen un gasto creciente. La investigación, el incremento de la cualificación de la mano de obra, se ves postergardos en los proyectos de desarrollo. Si a los microgolpes .no se responde de forma efectiva, más pronto que tarde, el Estado como garante de la convivencia pacífica, estará condenado a un papel secundario. Será el reino de las camorras y de la impugnidad. Mientras tanto podemos entretenernos afirmando y negando problemas identitarios, desoyendo los intereses reales de los ciudadanos; los microgolpes se seguirán sucediendo, de forma más dolorosa para aquellos que poco han tenido que ver en este movimiento conservador.

Moncho Ramos Requejo

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