viernes, 31 de diciembre de 2010

LA INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD

El trabajo de poda llevado a cabo por los núcleos duros de los diversos partidos políticos y de las instituciones democráticas es una práctica propia de algunas formas de dictadura moderna. Sucede como una forma de amordazar la libertad para pensar y para crear.
No puede sorprender, en estas circunstancias, que una crisis de la magnitud que estamos sufriendo con unas consecuencias lacerantes de un 20% de paro, apenas haya llamado la atención de los intelectuales en su inicio; sucesos de tal envergadura no ocurren de pronto; sólo nos lo han anunciado cuando ya ha sucedido; cuando ya no podía ocultarse. Los líderes de opinión y los intelectuales deben desempeñan el papel de interpretación primaria de los hechos noticiosos, liderando la opinión pública y siendo, en muchos casos, instancia crítica de reflexión ética sobre las cuestiones más disputadas.
El intelectual en sentido estrito, es un profesional del pensamiento que posee una visión propia acerca del mundo y de la realidad y da a conocer la opinión sobre asuntos que van más allá de su actividad profesional; es escuchado porque se le supone independencia de criterio y por el liderazgo moral que es capaz de ejercer. Es el intelectual autónomo frente a los poderes políticos y económicos, a las modas y a los favores, pero comprometido sociopolíticamente con la realidad inmediata, que consigue cierta popularidad gracias a su capacidad para proporcionar una fundamentación teórica a muchos desencantos, aspiraciones y utopías.; actúa como contrapoder del poder legal. Sin embargo como subrayan diversos observadores, este liderazgo está en crisis. El intelectual orgánico acapara todos los espacios para legitimación teórico-intelectual de las políticas concretas. También abundan los comunicadores de éxito; pseudointelectuales que utilizan su posición social y económica para legitimar asuntos inconfesables. Las páginas negras de la historia no pudieron ser escritas sin la colaboración tácita o activa de significativos pseudointelectuales.
Como contrafigura de los líderes de opinión están los “famosos”. Aparecen en los medios no necesariamente informativos, personajes públicos configurados por las necesidades del poder ideológico y constituido en voces autorizadas. No necesitan un discurso coherente, lógico; sería demasiado, es suficiente el maquillaje de ocasión. Los expertos es otra especie creada en esta selva de la información para conseguir la cuadratura del círculo. Los políticos tienen un fondo importante de expertos para explicar los diversos desastres. Casi siempre aparecen los mismos.
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Moncho Ramos Requejo

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