sábado, 27 de noviembre de 2010

EL LUGAR DE LA POLÍTICA

La actual crisis tiene lecturas muy diversas. La opinión dominante hace gravitar en la economía el papel principal del desajuste. Pero lo económico es solo una expresión de algo más profundo. La “la mala gobernanza”, la “inmoralidad” pueden explicarnos no pocas causas de la actual crisis.
La evidencia empírica indica que la extensión territorial de un principio de legitimación política siempre ha sido muy difícil y no se ha conseguido nunca sin superar grandes crisis. Pasó en el tránsito del particularismo de la sociedad estamental y su Monarquía Absoluta a la soberanía nacional y el Estado Constitucional en el siglo XIX. Sucedió lo mismo en el tránsito del Estado liberal al Estado democrático. Este paso a escala europea encierra dificultades no sólo cuantitativas sino cualitativas; psicológicas y sociales No está escrito que sea necesariamente un éxito. Puede que tarde bastante, tiempo para presentarse otra ocasión, en la que la política, la moral, la buna gobernanza impere sobre la usura.
Según una lectura acertada de Rubio Carracedo (2005) de Ruesseau, no es que éste autor sostuviera que el Estado era el corruptor de la naturaleza humana, sino que se necesitaba otra moral; el paso de una moral social sobre la moral que se articula alrededor del individualismo. Keynes aguantó toda clase de improperios de los liberales de siempre, hoy neoliberales, neocons, monetaristas y otras especies. Ayer y hoy hay que recordarles a todos, que existen en el mundo, los humanos que han evolucionado desde la brutalidad destructiva a la socialidad cooperativa. Ese es el camino que los ha hecho progresistas. La violencia aunque se expresa como aplicación directa de fuerza a los humanos, comienza de hecho al denegar a los humanos la solidaridad y convertirlo en un elemento de cálculo en un número para clasificar, una cantidad para negociar. El rostro del otro, se resiste a ser atrapado en las metáforas de la violencia. Sin embargo es en el rostro del compañero donde podemos encontrar la fuerza contra las ingenierías financieras, contra los paraísos fiscales, la especulación y la insolidaridad.

Moncho Ramos Requejo

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