jueves, 18 de noviembre de 2010

MEJORAR LA IMAGEN

En la sociedad de la información las instituciones públicas y las empresas privadas se han visto en la necesidad de elaborar una “buena imagen” de sus acciones; su imagen ha entrado en los procesos de la mercadotecnia. Los expertos en imagen tienen ahora un papel preponderante en el entramado social.
Los periodistas, los intelectuales, los creadores de opinión tienen límites en su trabajo de imaginería. Camus pide que cumplan cuatro obligaciones: Reconocer el totalitarismo y denunciarlo. No mentir, y saber confesar lo que se ignoran. Negarse a dominar. Negarse siempre y eludiendo cualquier pretexto y a toda clase de despotismo, incluso provisional. Creía el autor de La Peste que con ello nos inmunizaba contra las desviaciones más sanguinarias. El cimiento filosófico de todas estas reglas era la preeminencia del hecho moral, no en el moralismo hipócrita y de parte.
No faltan los creadores de opinión [imagineros] que se apuntan al mesianismo como gozne de su actividad. Sustituyen la razón por la visión etérea.. La mayoría de los totalitarios se han revestido con los ropajes del mesianismo; se han erigido como los únicos, como los insobornables, como la resolución para todos los conflictos; no quieren que haya dudas acerca de sus “remedios”.
En los momentos de crisis proliferan la inmoralidad y se ensayan diversos tipos de violencia política. Bajo el recurso a la libertad de expresión se permiten incursiones a través de los medios, nada respetuosas para con los débiles y los marginados. El macartismo revive con otros ropajes. Cuesta mantener la protesta pacífica como una opción para cambiar las cosas. La relación entre descontento y reducción de las oportunidades para la protesta no se puede edulcorar de forma permanente con imágenes trucadas de la realidad sociopolítica. Hay factores precipitantes que generan miedos específicos y convicciones generalizadas, las cuales pueden traducir la insatisfacción y la protesta en antagonismo radical y acción violenta. Un factor precipitante puede confirmar o justificar el miedo y el odio generalizado. Junto a la visión deformada de los imagineros sociales partidistas, la protesta de la razón puede quedar bloqueada tanto en el entorno de las instituciones como en el desarrollo afectivo. No pocas violaciones de los derechos humanos, de los genocidios desencadenados en nuestro mundo pueden tener una explicación en la discordancia entre la imagen de los imagineros partidistas y la realidad social..


Moncho Ramos Requejo

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