lunes, 22 de noviembre de 2010

PALABRAS INADECUADAS

La desafección de los ciudadanos al sistema político requiere una mayor atención a la comunicación de los políticos con los ciudadanos. Superar las propuestas abstractas, que en nada contribuyen a modificar la vida de los ciudadanos es un reto que tenemos que afrontar. La política de los videos exagerados no es el remedio.
En el mundo de la política las ideas, como las palabras forman parte de un gran mercado. Hay productos que de pronto se ponen de moda y también envejecen. Berestein en virtud de la “teoría de los códigos lingüísticos”, advierte dos tipos de códigos lingüísticos, el “elaborado” empleado por las clases medias y el “restringido” utilizado fundamentalmente por los trabajadores sin especialización. En función de estas modalidades comunicativas, los medios construyen sus contenidos en atención a los públicos destinatarios. Tratan de construir un código lingüístico específico de los comunicadores políticos. En una sociedad interclasista como la actual no puede pensarse en dos formas de lenguajes nítidamente separados y contrapuestos; los comunicadores quieren hacerse entender y se adecuan al lenguaje de los oyentes. A pesar de los equilibrios mecanicistas de las políticas conservadora, los ciudadanos suelen tener muy claros cuales son sus intereses, por eso hay que recurrir al silencio de los programas reales y a falacias. Cameron, el primer ministro inglés, ha esperado a ganar las elecciones para explicitar su programa real. El silencio como la palabra puede convertirse en un instrumento político; ha entrado en la mercadería política.
Jorge Lakoff (1941) ligüista cognitivo norteamericano, recomienda no utilizar el lenguaje de los oyentes si en realidad se quiere influir en ellos; sería caer en la trampa de un debate perdido de antemano. Es necesario negar a los otros sus convicciones e imponles las tuyas. Se puede cambiar la mentalidad de la gente, al modificar la perspectiva desde la que se mire la realidad. Cuando se fuerza la neutralidad deseable del lenguaje, nos podemos encontrar con la utilización de palabras inadecuadas y la construcción de una realidad falaz. Las grandes cadenas de información, constituyen hoy clubs de pensamiento, pero de una eficacia relativa. No siempre los medios nos conducen a conseguir los objetivos propuestos. La negativa a ejercer el derecho al voto como se augura en las elecciones de Cataluña, pone de manifiesto la ineficacia de los partidos políticos y de los medios de comunicación para preservar el derecho fundamental de los votantes a votar.


Moncho Ramos Requejo

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