jueves, 25 de noviembre de 2010

PERSONAS MAYORES DISCRIMINADAS

Cuando hablamos de las personas mayores discriminadas, inmediatamente pensamos en esos casos flagrantes, sin embargo existe otro tipo de discriminación de las personas mayores por causa de la edad. Con frecuencia pasa desapercibida y pasan como naturales. No existe una conciencia suficientemente viva que nos mueva a paliarla. Así envejecer es un problema y tiene muy mala prensa.
Nuestra cultura, es una cultura de la productividad, de la eficacia, de la competitividad, del éxito; nada tiene de particular que a las personas mayores se las arrincone en virtud de nuestra cultura. Según el Eurobarómetro especial sobre discriminación en la Unión Europea del 2007, el 45% de la población española (y el 46% de la europea) considera extendida la discriminación por edad. La falta de sentimiento de responsabilidad puede estar influyendo en que el ageismo vaya en aumento esté aumentado considerablemente con características alarmantes.
Las causas de la exclusión de los mayores pueden estar articuladas entorno a procesos psicológicos, sin que sean demasiado significativos;. En una sociedad de la comodidad, el temor a la sobrecarga, que puede llegar a ser un familiar anciano por el riesgo de enfermedades, dependencia etc. Es una causa de discriminación social. Todo ello puede alterar la comodidad y la calidad de vida de los miembros más jóvenes de la familia. Al margen de que el coste económico consiguiente pueda cubrirla la propia persona mayor. El comportamiento de las instituciones merecen un tratamiento más específico. Sólo procuran asegurar su voto en las elecciones.
A todos nos atañe desarrollar lo que algunos sociólogos llaman “envejecimiento productivo” (Butler, 1985). Un individuo y una comunidad deben lograr la capacidad para integrarse en una estructura social productiva de vienes sociales no remunerados. Se puede incentivar o desincentivar el envejecimiento productivo. En el mundo rural el proceso del envejecimiento productivo no tiene cabida; se sustituye por “entretenimientos”; las iniciativas de muchos ayuntamientos, en este sentido son claramente mejorables
En Occidente el anciano en la familia recibe con demasiada frecuencia un trato de silencio. Se le hace invisible, como que no está, no habla. Es una forma de maltrato. Pero una discriminación más grave es la pérdida de autonomía en la toma de decisiones que le competen al propio anciano. Se la convierte en sujeto pasivo.

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