viernes, 12 de noviembre de 2010

LA EDUCACION DE LA PERSONALIDAD

La relación entre ideología instrumental y las “necesidades” del Estado se hace más evidente cuando examinamos el concepto de alfabetización funcional. Definido originalmente por William Gray (1956), el término ha sido ampliamente usado por la UNESCO, en sus programas dirigidos a los países en desarrollo. La educación en esta perspectiva tiene la intención de hacer de los educandos, trabajadores más productivos y ciudadanos dentro de una sociedad determinada. A pesar de su apelación a la movilidad social, la educación funcional reduce el concepto de educación, dentro del cual satisface los requisitos pragmáticos del capital; y consecuentemente las nociones de personalidad, pensamiento crítico, cultura y poder desapareen bajo los imperativos del proceso de trabajo y de la necesidad de la acumulación de capital.
La pedagogía de la interacción, basada en intereses de desarrollo de la personalidad integral, se opone a la educación funcional. Es fundamental para una educación integral recobrar al sujeto y las dimensiones humanas del conocimiento. El aprendizaje es visto como interacción dialéctica entre la persona, la sociedad y la historia. La persona es historia; el conocimiento es construcción social. El problema del significado social más que el dominio constituye la problemática central que subyace a la ideología de la interacción.
La tradición del desarrollo cognitivo representa un aspecto de la ideología de la interacción. J. Dewey (1916) Piaget (1970) reclamaban la interacción como un proceso de asimilación y acomodación. Las bases para el pensamiento lógico están enran enraizadas en el desarrollo de las habilidades cognitivas de una persona al tiempo que el educando se mueven de una estado de complejidad más bajo hacia uno más alto. La educación liberal, no sectaria, en la medida que da paso a una visión integral de la historia está profundamente arraigado en esta perspectiva. De tono humanista en la práctica, visualiza la educación como una agencia central para el desarrollo de la vida democrática. El pensamiento crítico y el desarrollo cognitivo son descritos como el equivalente epistemológico de la acción democrática. El conocimiento no es neutral; la ideología del desarrollo cognitivo sugiere la reestructuración del conocimiento y una democratización de la educación. Hace unos meses el Parlamento vasco aprobó un proceso para llevar a las aulas el conocimiento del terrorismo como hecho educativo.
El mejor antídoto contra la violencia son las enseñanzas que genera la violencia. No fue fácil; recibió múltiples zancadillas de aquellos que de una manera u otra lo ayudan. La historia no se puede mutilar y ha de recibir un tratamiento objetivo y científico lejos de partidismos interesados.


Moncho Ramos Requejo

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