martes, 20 de septiembre de 2011

LA DEMOCRACIA INCLUYENTE

DEMOCRACIA INCLUYENTE
La democracia debe ser una organización de todos aquellos que muestren sin paliativos, ni engaños, voluntad de respetar las reglas de la democracia. Una democracia que excluya a problemas o ciudadanos que manifiesten voluntad inequívoca de ser demócratas, es una democracia inmadura y vacía, La democracia no sólo debe ser deliberativa; también ha de ser incluyente. La legislatura incluyente tendrá que incorporar, por derecho propio, a todas las voces disonantes, que puedan hallarse en la comunidad. Tendrá que garantizar que, tome en cuenta todas las consideraciones que resulten notorias, no sólo para un conjunto restrictivo de puntos de vista de privilegiados, sino para el entero abanico de las diversas perspectivas presentes en la sociedad. La técnica de mayorías y minorías no siempre da satisfacción total.
La crisis económica y financiera, de la que nadie puede escapar, impone una revisión de las prácticas democráticas. No estamos en condiciones de excluir a nadie, necesitamos el concurso de todos. En el nivel de las decisiones legislativa resultará necesario que pueda haber voces que tengan crédito al hablar de las preocupaciones y las opiniones de todos los grupos significativos, y que pueda obligar a que esas preocupaciones y opiniones entren en el foco de atención de los legisladores. La legislatura incluyente tendrá que incorporar por derecho propio, a todas las voces democráticas que puedan hallarse en la comunidad.
La democracia incluyente es hoy un salvavidas irrecusable para la sostenibilidad efectiva de la democracia. Las medidas adoptadas en solo los laboratorios restringidos excluyentes, no pueden garantizar que puedan satisfacer las necesidades de la sociedad. En el horizonte se vislumbran sacrificios que no podrán aceptarse sino hay una participación eficiente en la elaboración de las medidas adecuadas.
La democracia incluyente hace una referencia principal a medidas sociales integrales. El requisito de inclusividad se propagará en un buen número de criterios recomendables para la selección y estructuración del brazo legislativo. La ola de indignación que corre el mundo, tiene un centro dinamizador fundamental: la incapacidad de los parlamentos para atender a la solución de los problemas de todos los ciudadanos. Necesitamos de los políticos una mayor implicación en la construcción de una democracia integral, incluyente de todos los problemas sociales y no sólo de aquellos que afecten a determinados sectores. Las diversas medidas adoptadas hasta ahora sólo hacen generar desconfianza.

Moncho Ramos Requejo.

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