viernes, 23 de septiembre de 2011

VOCES DE IZQUIERDAS

Las diversas posiciones adoptada por los ciudadanos deben ser respetadas, pero al mismo tiempo han de admitir una reflexión, que nos ayuden a comprender los momentos sociales en los que vivimos. Los referentes que sirvieron a la izquierda en estos últimos tiempos se han trastocado y deben buscar nuevas entidades y nuevas expresiones. La realidad es enemiga de las simplificaciones y merece ser comprendida en su totalidad. Cuando hay dolor debe haber cooperación y no fuguismo.
Una de las razones que hace desaparecer la voz de la izquierda es la falta de de debate. Sucede a veces que lo que queríamos conseguir al no servirnos de los instrumentos adecuados se vuelven contra nosotros. Al imponer el silencio provocamos la disensión y la desbandada.
Se puede decir que en el siglo XX la política entendida como hostilidad entre el amigo y el enemigo alcanzó su máxima expresión. Había poco espacio para la indiferencia. El hundimiento del comunismo tuvo efectos directos sobre el espacio político de las democracias avanzadas. La desaparición del enemigo exterior venía a confirmar las diferentes opiniones en el interior. El disidente se configura como el nuevo “enemigo”. Silenciar al otro es una de las maneras de debilitar la cohesión social y también de entorpecer la búsqueda de un futuro con mejores soluciones para el presente. No se pueden resolver los problemas del futuro pensando solo en el presente, pero ello no amortiza el esfuerzo que debemos dedicar a la comprensión de nuestro presente. Ese trabajo se verá mutilado si prescindimos de algunas voces y no damos facilidad para que todas puedan expresarse libremente. Todo responde a determinadas relaciones de poder. Pero al mezclar la lucha democrática contra la extralimitación del poder, con la construcción del disidente como enemigo, sea crea un terreno de confusión, que impide la construcción de soluciones para los problemas reales. Como ha escrito un lúcido sociólogo, “ Es malo que haya un solo apaga fuegos pero es horroroso quedarse quieto viendo como el fuego quema, que es lo que a menudo hace la izquierda”. Y cierta izquierda no ha asumido el papel de ser voz de toda la izquierda y ha preferido lavarse las manos para distanciarse de los problemas reales: el hambre, la marginación, la miseria, la incomunicación en la sociedad de la información.

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