domingo, 4 de septiembre de 2011

MICROFASCISMOS


La presencia de actitudes totalitarias y descriminatorios hace tiempo que han preocupado a politicólogos, educadores, profesores, padres y madres de familia víctimas de ideologías destructivas. Intentaron que se hiciera una campaña que advirtiera de las consecuencias de determinadas prácticas sociales, en apariencia inofensivas.
En la medida en que son mal percibidas, infravaloradas y separadas unas de las otras, todas las crisis son al mismos tiempo, crisis cognitivas. Nuestro sistema de conocimientos, tal y como se nos inculca y fija en la mente, conduce a importantes desconocimientos. Nuestro modo de conocimiento no ha desarrollado suficientemente la aptitud para contextualizar la información e integrarla en un conjunto que le dé sentido. Sumergidos en la sobreabundancia de información podemos construir una sociedad desinformada, vulnerable, incapaz de oponer un discurso coherente.
La reforma de la educación requiere entre otras muchas cosas, una reforma que induzca a educandos y educadores la creación de un pensamiento capaz de relacionar los conocimientos entres sí, de relacionar las partes con el todo y el todo con las partes, un pensamiento que pueda concebir la relación de lo global con lo local, de lo local con lo local. La educación de la reflexión, desmarcándose de la educación memorística, pero sin anematizarla, requiere un permanente retorno autoexaminador y autocrítico de la mente sobre sí misma, de su manera de conocer.
Si nuestras mentes siguen dominadas por una manera abstracta de conocer, al margen de la realidad, no debemos sorprendernos de que los ciudadanos se adhieran a programas políticos y sociales contradictorios con sus propios intereses. Un problema crucial del nuestro sistema educativo es la conquista de un pensamiento capaz de recoger el desafío de la complejidad de lo real. Sin un pensamiento vigilante no será posible enriquecerse con las relaciones, interacciones e implicaciones mutuas de los fenómenos multidimensionales de la globalización, de la solidaridad entre los pueblos. Los analfabetos del siglo XXI, son los que sabiendo leer e informática y varios idiomas,
y quizá licenciaturas, no saben aprender de su propia experiencia y de su entorno, y desaprender de las experiencias próximas o lejanas. Los microfascismos tiene una explicación epistemológica, no están superados y podemos convivir con ellos revestidos con oropeles.

Moncho Ramos Requejo

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