viernes, 19 de agosto de 2011

LOS ESCEPTICOS

LOS ESCEPTICOS
Lo acuciante de la situación social y económica, debería suscitar como en otros tiempos una contestación social fuerte, sin embargo los estudios sociales muestran la generalización de una actitud escéptica por parte de la mayoría de la población, fruto en gran manera del descrédito en las decisiones de las políticas actuales. La actual crisis nos ha puesto de de manifiesto la debilidad de algunos de los principios en los cuales nos habíamos afirmado y construido. Tenemos miedo de todo y de todos: de los que quedarnos sin empleo, con una bajada de las pensiones, sin seguridad, sin capacidad para oponerrnos a cualquiera de las políticas de recortes y de falsa austeridad..
Lo fundamental consiste en comprender que la crisis puede tanto aplastar a quienes pretenden construir un mundo nuevo como reforzarlos en sus proyectos. No podemos limitarnos a decir únicamente que la crisis hace desaparecer a los actores sociales. Las soluciones populistas pueden ahondar más profundamente en el escepticismo de los ciudadanos. Se han de buscar propuestas realistas, creíbles, orientadas a generar el máximo de confianza. Los proyectos no se realizan solos. Se necesitan las personas sensibles. El mayor peligro para nuestra democracia hoy es el no creer. Esa incredulidad nos aleja de la participación política. Se han taspasado diversas líneas rojas sin que haya una explicación suficiente; nos quieren hacer cómplices de la difusión de mensajes falaces con un lenguaje saturado de equívocos. La crisis no hace desaparecer la conciencia política, sino que separa cada vez más la vida política, confusa e impotente, de las sensibilidades, las iniciativas y los discursos que se desarrollan en la sociedad civil, sin conseguir darse una organización política. Por un lado la masa económica de los especuladores y por el otro la protesta contra la violencia de los Estados, y la lógica inhumana de la organización económica global nos aleja de la esperanza. No podrán así formarse nuevos movimientos sociales y transformar las instituciones políticas; se necesitan pasos hacia la compasión y solidaridad. Solo a partir de la transformación aceptada de los elementos principales de la vida social se pude colaborar para la construcción de los vínculos sociales y personales. En la idea del sujeto moral como principio es imprescindible para reorientar la actividad cívica de los ciudadanos; su primer tarea es la denuncia de los detentadores del poder, de moldearlos según sus convicciones y sus intereses. Salir del escepticismo de la rutina es la condición imprescindible para reorientar la convivencia
Moncho Ramos Requejo

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