domingo, 28 de agosto de 2011

HUMANISMO Y FUTURO


El socialismo tiene futuro en la medida en que asuma el humanismo moderno. El Estado de Bienestar obedeció a un pacto de la Democracia Cristiana y al Socialismo como medida de justicia social con el objetivo de poner freno a las ideas comunistas que amenazaban con dominar el mundo Occidental. Se impuso una visión humanista de la política y de la economía. Nos encontramos en una nueva etapa la del hundimiento del antiguo Estado de Bienestar y la posible refundación de otra manera de resolver los problemas de gobernanza. Los llamados mercados quieren obtener mayores dividendos. Pero en la tarea además de los mercados están implicados otros colectivos.
Sin embargo repunta una época en la que todos nos sentimos más obligados a ondear la bandera propia y a mirar a los otros. Es una síntesis de individualidad y cooperación. Lo saben los intelectuales de la opresión. Sería absurdo fingir que no vemos las diferencias físicas o culturales; pero dejaríamos lo esencial de lado, si nos limitásemos a las diferencias más manifiestas en vez de ir más allá, hacia la persona en sí con su individualidad. Se está imponiendo quizá con mucha lentitud el respeto a las personas y tratarlas como seres humanos sin restricciones, con derecho a hacer valer sus proyectos.
Sería un error pretender solucionar la nueva situación con sólo modificaciones de camerino. El mundo necesita más que nunca de organizaciones sociales de base, asentadas en las preocupaciones de los ciudadanos, reconciliadas consigo mismas. La forma de organización tradicional es insuficiente. No se trata únicamente de elaborar una nueva forma de funcionamiento económico y financiero, ni de corregir algunos desajustes manifiestos. Hemos de profundizar en el concepto de democracia activa e integral, capaz de mantener en el primer plano el sentido de las personas y de los pactos de convivencia. Los procesos moleculares de acumulación de capital en el espacio-tiempo generan revoluciones pasivas en sus pautas de comportamiento, pero las tensiones internas pueden dar lugar a configuraciones estables, al menos durante un tiempo. Sus límites son borrosos, pero los flujos que se entrelazan en ellas, producen la suficiente coherencia estructural como para impulsar los cambios necesarios para lograr una convivencia más humana en la que los ciudadanos disfruten de su condición de seres humanos activos, con preocupaciones.


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