lunes, 29 de agosto de 2011

LOS CAMBIOS PACÍFICOS


La revolución como método de cambio radical se ha demostrado como un proceso deficiente. Con demasiada frecuencia lo que se llama revolución consolida poderes que se intentaban destruir. La tesis de Gramsci entre otros del cambio gradual y cultural toma cuerpo. No siempre los pasos son hacia delante; desandar lo andado puede servir para revisar y consolidar posiciones. Los cambios obedecen a múltiples factores parciales de diversa índole
La promulgación de la Constitución de 1978 puede mirarse como un acto puntual, pero eso no refleja la realidad. Antes se sucedieron un conjunto de impulsos y negociaciones que la fuerza no pudo erradicar; incluso hubo gestos de abandono, para desenvocar en el pacto final. Sin duda una evolución tan rápida de la sociedad requiere reformas, pero eso no puede determinar la marginación de los ciudadanos del proceso de toma de decisiones. La participación cívica de los ciudadanos en el gobierno es un método de buena gobernanza, pero además un instrumento para la educación política. Más de 90.000 ciudadanos piden que se celebre un referéndum vinculante para decidir sobre la reforma de la Constitución.
La cultura política española está bastante distante de la necesidad de los cambios y del diálogo para promoverlos y poder así mantener la convivencia activa. Nuestra aversión al relativismo y al pragmatismo político nos hace adictos incondicionales del totalitarismo y al absolutismo. Es necesario desembarazarse de la burocracia y generar en la sociedad la necesidad de la no-dominación, y bloquear la interferencia de poderes extraños. Nada debe interesarnos tanto como la libertad. Pero cuando tratamos de conseguir un espacio y un tiempo en el que se pueda disfrutar del autogobierno aunque sea relativo, debemos asumir como una victoria el valor de los cambios graduales, de los acuerdos, del consenso.
La estrategia política para la libertad política viene de la mano de la ausencia de dominación. La libertad puede lograrse por la estrategia del poder recíproco o mediante, el control del poder cultural y administrativo. Poco puede consolar la libertad conseguida mediante procesos burocráticos torticeros. Así los cambios pacíficos se hacen difíciles. La oposición activa puede tomar diversas formas. Una de ellas, no menos importante, es el disentimiento, la no colaboración.
Moncho Ramos Requejo


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