lunes, 15 de agosto de 2011

ADEMÁS DEL ESPECTÁCULO


En la sociedad de la información, el espectáculo es un elemento fundamental. Confundir el espectáculo con el mensaje, deteriora a ambos y hace inoperante el contenido de lo que quiere comunicar o evidencia lo que en realidad no se desea transmitir.
Ellacuría asesinado en El Salvador junto con otros cinco jesuistas y dos integrantes del personal del servicio doméstico, citaba con frecuencia el texto de Mateo 25.31ss. Constituía para él, junto con las Bienaventuranzas y de Lucas, la síntesis del mensaje bíblico: “A mí me lo hicisteis”. Este texto pone de manifiesto dos cosas: la relación del hombre con Dios, es imposible sino pasa a través de la comprensión del hermano, de los “otros” . En segundo lugar, esta relación no depende del grado de conciencia del amante, sino del simple hecho de amor comunicativo, del sacrificio por los otros, sin discriminación de ningún tipo. Cuando en la vida hay algo liberador eso también puede ser cristiano; y cuando es cristiano debe ser liberador, aun cuando los protagonistas no se confiesen cristianos.
La liberación de los hombres y mujeres, debe ser integral, pues incluye a todos, sin mirar el género, la raza o la procedencia. No se trata de investigar el tipo de esclavitud. Todo tipo de esclavitud es mala en sí misma. Liberar a quien vive atrapado en alguna red, sea cual sea la que le oprime. La necesaria liberación política y económica, ha de generar además, otro tipo de liberaciones como la espiritual y la religiosa. Se trata de reivindicar al individuo autónomo frente a las diversas mediaciones. El pobre ha de ser liberado de la pobreza, pero no es menos urgente liberar al rico de su riqueza para que sepa compartirla. La dependencia de la riqueza hace de los hombres y mujeres, seres estériles frente a las necesidades universales de la vida.
El espectáculo dejaría serlo si se circunscribiese a un conjunto de formas estereotipadas, alejadas de los contenidos del mensaje liberador. Además de los millones de jóvenes y no sólo ellos, que se congregan alrededor de unas creencias, de unos ideales, de la utopía de la fraternidad universal, es obligado colocar en primer término, los sufrimientos de aquellos que viven atenazados por la pobreza y la miseria. La fe no puede encerrarse en la fe. Ha de ser compartida con los que creen en las personas en las cosas, en los movimientos sociales, en las instituciones.

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